Leila Amat, fotógrafa madrileña. Es una enamorada de la fotografía creativa, siempre creando mundos paralelos llenos de fantasía. Leila no hace sólo fotografía: experimenta, prueba, intenta. Siempre con la intención de sorprender, de contar lo que le pasa por la mente, de enseñar que no todo es, solamente, como uno ve.
Leila Amat no sólo trabaja detrás de la cámara, también se pone delante de ella para transformarse en los personajes que darán vida a las historias que cuentan sus imágenes. La relación fotógrafa-fotografía es, en este caso, muy intensa. Personalmente he aprendido mucho viendo las fotos de esta artista, no sólo a nivel de composición o de técnica, también de la manera cómo ve Leila el arte. Con esta entrevista intento acercaros un poco a su mundo. ¡Disfrutad de sus fotos!
Leila, ¿Cómo y cuándo fue tu primer contacto con la fotografía?
Mi padre, claramente. Él siempre ha sido un gran amante de la fotografía, tanto consumiéndolas como produciéndolas. A mí empezó a calarme la fotografía limpiando fotos tras un incendio en mi casa de Sevilla Este. Salvamos pocas cosas de la casa, impregnadas por el humo de madera de ébano. Era pegajoso, de un olor ácido. Yo cogí la caja de zapatos donde mi padre guardaba las fotos y, con un trapito húmedo, empecé a limpiar una a una y a clasificarlas en álbumes. Muchos empiezan su primera experiencia fotográfica con una cámara o haciendo fotos, yo contemplándolas. Y de una manera bastante activa.
¿Cómo eran las primeras fotos que hacías? ¿Se diferencian mucho de las que haces ahora?
Llevo haciendo fotografías desde los 14 años y me alegro de haber evolucionado. Las primeras fotos son de excursiones del cole. Y eran bastante lamentables, me avergüenzo bastante de ellas. No tanto de las de Madrid. Cuando me vine a la capital a los 18 empecé una labor fotográfica muy interesante a la que tengo mucho cariño. De esas fotografías conservo muy pocas, pues un ex mío, en un ataque de celos y despecho, entró en mi ordenador y borró todas las fotos. Recuperamos unas pocas, pero prácticamente todo ese trabajo se perdió. Creo que en mi fotografía hay tres etapas: la primera, a BN, muy íntima, triste y grotesca, entre cuatro paredes, la segunda, con la entrada del Photoshop a mi vida, muy plástica y la tercera, con los exteriores. La verdad es que la naturaleza ahora mismo me colma e inspira muchísimo.
¿Cómo y por qué empezaste con el autorretrato?
Desde que me planteé realizar fotografía artística me decanté por el autorretrato, aunque con el tiempo me he ido revelando contra esa palabra, pues lo que hago es crear personaje tras personaje y, a decir verdad, con muy pocos me siento identificada o muy pocos me definen.
Durante muchos años me he hecho esa pregunta, ¿por qué soy yo la modelo de mis fotos? Quizá porque mi fotografía es muy introspectiva, muy íntima y pocos entienden o expresan mejor que yo lo que quiero plasmar en una imagen. Retratarse a sí mismo es muy cómodo, porque eres fotógrafo y modelo a la vez, es un desdoblamiento muy práctico. La fotografía me ha ayudado mucho a conocerme y comprenderme, a explicar muchas cosas de mí misma, tanto buenas como malas.
¿Y con la fotografía creativa?
Creo que fue a los 18 cuando empecé a sospechar que quería ir más allá del mero registro de una realidad ya proporcionada.
¿Por qué querías ir más allá de esa realidad ya proporcionada?
Ir más allá de la realidad que vivimos es un equivalente a imaginar. Le he dado muchas vueltas a este concepto, a la capacidad que tenemos los seres humanos para crear. La imaginación es un proceso que nos permite manipular la información de la que estamos rodeados, a saber, la realidad.
Yo creo que la pregunta se puede ampliar, ¿Por qué quiero? ¿Por qué puedo? Y todavía no sé responderlas. Quiero ser feliz, por lo tanto, imagino. Puedo ser feliz, por lo tanto, imagino. Es una vía de escape. Quería ir más allá de la realidad proporcionada porque para construir un universo propio e interior, justo el que yo quería, exclusivamente debía buscar dentro de mí misma. Era la única manera que sabía explotar para realizar un trabajo muy personal.
¿De dónde te viene la inspiración? ¿De dónde sueles sacar las ideas para tus fotos? Me explico: ¿las ideas te vienen solas y entonces decides hacer la foto? ¿O más bien te apetece hacer fotos y, entonces, te pones a pensar ideas?
Jajaja, se suelen dar los dos procesos. Desde obsesionarme con una idea durante años hasta que consigo cristalizarla, hasta llegar a un lugar que me fascina y ponerme a pensar una idea rabiosamente porque quiero capturar la esencia de ese espacio. Por ejemplo, "Reina de las marismas" es una foto que estaba deseando hacer desde tiempos inmemoriales. La había pensando tanto que cuando la tuve delante de mis ojos me pareció que era una foto que había realizado hace años. Por otro lado, "Km 284" se hizo en el instante porque el lugar nos pareció precioso, sobre todo ese cielo recargado. Me preguntaba Guille: "Bueno, ya estamos aquí, ¿qué hacemos?" y le dije: "¡Cógeme en brazos!".
La inspiración viene de muchas fuentes: otros artistas, cambios en mi vida, personas que me llenan, temores, angustias, alegrías, preocupaciones, arranques de ternura...
¿Tienes algún referente artístico?
Hay muchos artistas que me fascinan, pero realmente no sé cuál es que el se adentra en mi subconsciente e influye en mis fotos. Sospecho y acuso de influencias a Brookeshaden, Francesca Woodman o Claude Cahun. Luego, en otros terrenos artísticos, la literatura siempre ha sido un referente inmenso que ha alimentado muchísimo mi imaginación. La pintura también.
Cuéntame tu proceso fotográfico. Desde que tienes la idea hasta que la ejecutas.
El proceso me da mucha ansiedad. Tengo una idea y la anoto rápidamente porque si no, se me olvida. Tengo una libretita donde apunto muchas notas: poses de las cabezas, las manos, los pies, las miradas, los paisajes... son bocetos con palabras. Luego puede salir algo muy diferente, pero necesito desarrollar la idea por escrito o darle vueltas durante horas antes de hacerla.
Cuando me pongo a disparar la idea la tengo tan clara que solo hacen falta una decena de disparos. Suelo ser muy rápida en la ejecución y eso suele ser un alivio para quienes me ayudan o trabajan ocasionalmente conmigo.
Cuando vas a hacer fotos, en realidad, normalmente, sueles ir a hacer una sola foto. ¿Por qué?
De esto he hablado muchísimo. Es una opción personal, pero entiendo la fotografía de la misma manera que un pintor un cuadro. Creo que en fotografía es tan fácil apretar el botón y que salga una imagen, que es muy tentador sacar muchas sin parar, algunos hasta realizan ráfagas. Un cuadro cuesta más tiempo en pintar, por eso no se suelen hacer en series extremadamente parecidas.
A mí me cuesta tanto realizar una foto que intentar hacer una serie sobre un mismo tema o sobre una misma idea me agotaría. Es más, me pasa que cuando veo una serie de fotografías muy parecidas o iguales, la idea termina por hastiarme. Muchos fotógrafos pecan de no ser nada selectivos. En fotografía hay que tener mucho cuidado con eso. Para mí es un reto meter un universo en un solo cuadrado. Por cada cuadrado, una realidad paralela.
¿Qué equipo fotográfico tienes?
Tengo una humilde Pentax k-x mordisqueada por mis perras (en serio, hasta el objetivo) y de vez en cuando mis caritativos suegros me prestan su Canon 600D, que hace unas fotos maravillosas.
¿Sueles usar luz natural o te sirves de iluminación externa, reflectores, etc...?
Utilizo luz natural porque me apasiona, pero tampoco tengo ni idea de iluminación externa ni de cómo manejar un reflector. Lo digo con un poco de rubor, es un asunto que tengo pendiente.
Después de tu "sesión de fotos", llegas a casa y ¿Qué haces?
Las paso con ansia viva al ordenador, aunque solo sea para ver cómo han quedado. La selección puede venir después.
El procesado de tus fotos, ¿lo tienes en mente en todo momento? ¿O es algo que va saliendo sobre la marcha?
Lo tengo en mente todo el tiempo. Va con la idea inicial. Ahora bien, los parámetros de la foto los voy trabajando en el momento.
¿Qué te gustaría que la gente que mira tus fotos pensara de ellas? ¿Te gusta que las interpreten a su manera?
Creo que es lo mejor de enseñarlas en público, lo más bonito. Una vez que termino una foto, me alegra saber que su camino no acaba, sino que empieza. Cuando una fotografía está acabada ya no me pertenece y está sometida a todo tipo de críticas e interpretaciones que la hacen crecer, que la prolongan y la desarrollan mucho más de lo que lo he hecho yo. Y eso es maravilloso, pasa con todas las obras de arte. Muchas veces el arte no está en las obras en sí, sino en los ojos y mentes de quienes las interpretan.
¿Cómo es tu relación con la fotografía?
De amor, con todo lo que el amor conlleva, que no es poco.
Si queréis ver más en profundidad el trabajo fotográfico de de Leila, podéis hacerlo en su página de Facebook y en su galería de Flickr.