¿Existen mecanismos para comprobar si con el tiempo nos hemos convertido en mejores fotógrafos que antes? Por supuesto y uno de ellos lo vamos a poner a prueba hoy mismo, porque vamos a repetir una sesión fotográfica con 5 años de diferencia.
Utilizaremos la misma cámara réflex que entonces y compararemos los resultados del antes y del después. Analizaremos todos aquellos fallos que cometí aquella vez y cómo la experiencia me ha ayudado a mejorar esta sesión. Toma nota, porque solo de los errores se aprende y te vendrá muy bien conocerlos todos.
Pasión por la Fotografía de Animales
Me considero amante de la fotografía de fauna, pero desgraciadamente no he tenido la oportunidad de practicarla demasiado a lo largo de mi carrera fotográfica. Lo máximo que he podido hacer es ir a recintos naturales o parques zoológicos españoles donde poder practicar este fantástico género fotográfico.
En el año 2016 visité el Bioparc de Valencia con mi actual cámara réflex, la Nikon D7100, la cual tenía solo desde hacía poco más de un año. El caso es que recientemente, revisando esas fotos me di cuenta de todos los errores que cometí y decidí resarcirme comprobando si en todo este tiempo he mejorado como fotógrafa.
Así que después de 5 años he vuelto al Bioparc, con la misma cámara y con muchos más conocimientos y práctica que antes y las fotos que he obtenido han sido muchísimo mejores. ¿Quieres saber por qué? Veamos, una a una, todas esas cosas que podría haber hecho mejor años atrás y que ahora he logrado corregir.
#1. Elección del Formato JPEG vs RAW
No hay ninguna duda, disparar mis tomas en formato JPEG fue probablemente el peor error que cometí la primera vez. Por aquel entonces todavía no tenía clara la diferencia entre JPEG y RAW ni sabía utilizar programas de revelado RAW, así que ni siquiera lo tenía activado en mi cámara.
Muchas imágenes que tenían un fuerte contraste entre luces y sombras, podrían haber sido mejor trabajadas en el revelado y se les habría podido sacar mucho más jugo si se hubiesen disparado en formato RAW.
En la segunda sesión, sin embargo, utilicé el RAW. Efectivamente es capaz de captar un rango dinámico superior y eso es estupendo a la hora de editar tus fotos para: establecer un balance de blancos correcto, intensificar colores apagados o corregir unas altas luces o unas sombras muy oscuras sin que se agreguen efectos extraños.
La información es poder y en fotografía también, esa una lección que tengo bien aprendida ahora pero que entonces supuso un muy fallo importante. Si hubiera disparado en RAW aquella vez ¡incluso ahora podría haber revelado mejor esas fotos!
#2. Uso del Modo Automático vs Semiautomáticos
Al no disponer de mucho tiempo para exponer manualmente nuestras tomas ni poder dirigir a nuestros modelos, es normal prescindir del modo manual. Pero no es lo mismo usar un modo completamente automático que un modo semiautomático, donde tenemos algo más de control.
Cuando disparé mis fotos en la primera ocasión opté por utilizar el modo auto y el resultado fueron fotos mediocres. Por un lado, al disparar por defecto con una profundidad de campo amplia el animal no destacaba sobre el fondo. Y, por otro lado, si había poca luz y se utilizaban velocidades de obturación bajas, se obtenían imágenes trepidadas.
Entonces aún no conocía las ventajas de trabajar con los modos semiautomáticos, pero en la segunda sesión fueron mi mejor aliado. Cuando los animales estaban estáticos opté por el modo de prioridad a la apertura, en el que yo le decía la apertura que quería y la cámara calculaba el resto. Así obtuve fondos más desenfocados donde el sujeto destacaba.
Mientras que, cuando los animales estaban en movimiento, optaba por el modo de prioridad a la velocidad. Así podía elegir velocidades de obturación más altas que congelasen al sujeto y era la cámara la que calculaba los otros parámetros más óptimos.
#3. Tipo de Teleobjetivo Escogido
Ahora te preguntarás si utilicé la misma lente en ambas ocasiones. Si te fijas en las fotos de la antigua sesión, los animales están un poco más alejados en general. En este parque zoológico viven en una especie de semilibertad, por lo que están bastante lejos de las personas y un teleobjetivo es esencial utilizarlo en una situación así.
El primer teleobjetivo que tuve fue uno de kit, un 55-200 mm Nikkor que venía en el pack cuando me regalaron mi primera cámara réflex, la Nikon D60. Como la montura es compatible con la Nikon D7100, esa fue la lente que usé en 2016.
Sin embargo, en esta segunda sesión trabajé con un teleobjetivo con un pelín más de calidad óptica, un 70-300 mm Nikkor. Cabe destacar que la apertura máxima es la misma en ambas lentes, f/4.5-5.6 y ninguna contaba con estabilizador de imagen.
En realidad, lo más interesante de usar este otro teleobjetivo es que contaba una distancia focal un poco más larga. Esos 100 mm extra me han permitido acercarme más a los animales y conseguir tomas más atractivas, aunque siga siendo un teleobjetivo bastante limitado.
#4. Disparo a Pulso vs Uso de un Monopié
¿Y qué pasa cuando no tenemos estabilizador de imagen y usamos focales largas? Pues que si hacemos las fotos a pulso, las posibilidades de que nos puedan salir trepidadas son muy altas.
En muchas fotografías de la primera sesión me encontré con que los animales salían movidos o que había zonas que no eran del todo nítidas. Esto ocurrió porque al disparar a pulso, en modo automático y no tener ningún punto de apoyo, la cámara usaba velocidades bajas para compensar la exposición y es así como se echaban a perder.
Sin embargo, en esta segunda sesión llevé conmigo un accesorio que lo cambió todo, el monopié. Puesto que entrar con un trípode en muchos recintos suele estar prohibido para que no se convierta en un obstáculo para la gente, pensé en esta alternativa que, además de ser más segura, me daba la estabilidad que necesitaba.
Con este accesorio, fue como conseguí hacer fotos sin que salieran trepidadas y sin necesidad de un estabilizador, disparando incluso con el 300 mm. Si no tienes un monopié, recuerda que apoyándote sobre superficies sólidas como un árbol, una pared o un saliente también obtenemos mayor equilibrio y firmeza.
#5. Tipo de Enfoque Automático Utilizado
Otro aspecto realmente importante es el modo de enfoque que utilicé en cada sesión. En ambos casos fue un tipo de enfoque automático, pero hubo un con el que conseguí mejores resultados.
Es obvio que enfocar manualmente no siempre es viable en situaciones como estas, pero elegir un buen modo es la clave. En la primera sesión, al trabajar en Auto se activó el modo de enfoque AF-A, que selecciona automáticamente el modo que cree más oportuno y usa el área de enfoque dinámica (9-21 puntos).
Al no ser yo quien seleccionaba la zona que quería enfocada y tener que preverla la propia cámara, obtuve muchas fotos en las que en lugar del sujeto, era el fondo el que aparecía enfocado. Y, en otras ocasiones, no era la zona de los ojos del animal donde estaba la nitidez que yo quería, sino en otra parte de la imagen.
Sin embargo, en esta segunda sesión trabajé con los modos de enfoque AF-S y AF-C, pero sobre todo con el área de enfoque de punto único. De este modo era yo la que podía mover el punto de enfoque con el joystick y seleccionar la zona de la imagen que deseaba que estuviera perfectamente enfocada.
#6. Enfoque Manual con Cristales Protectores
Es verdad que en el punto anterior te he comentado que no utilicé el enfoque manual por falta de tiempo, pero en la segunda sesión sí que hice una excepción. Fue la única forma de conseguir realizar fotos a través de cristales, fotos que en la primera ocasión no logré hacer correctamente por desconocimiento.
Cuando tenemos unos barrotes o un cristal protector en medio (acuarios o terrarios, por ejemplo) suelen salir fotos con fantasmas de luces externas o incluso nuestro propio reflejo o el de nuestra cámara. Esto ocurre porque la lente tiende a enfocar lo que tiene más cerca, en este caso el cristal o el barrote, viéndose desenfocado lo que realmente queremos fotografiar.
Por eso, cuando vamos a fotografiar a un animal que se encuentra en una jaula, zona acristalada o con cualquier otro elemento de separación, existe un consejo fundamental y es que enfoques manualmente utilizando el anillo de enfoque.
Si además tienes un parasol y lo colocas bien pegado al cristal y utilizas un pañuelo o una superficie ajustable alrededor de la lente para bloquear la entrada de cualquier luz o reflejo externo, todavía conseguirás mejores resultados.
#7. Modo Medición y Uso del Histograma
Como consecuencia de la variabilidad de la intensidad de la luz en las diferentes escenas que me iba encontrando a lo largo del recorrido, también tenía que estar muy atenta para exponer adecuadamente las tomas.
En la primera salida fotográfica al Bioparc disparé mis fotos con el modo de medición matricial, que es el que se selecciona por defecto. Este modo mide la luz de toda la escena calculando una media general, por lo que no es recomendable utilizarlo en situaciones de mucho contraste.
Sin embargo, en la segunda salida trabajé con la medición puntual y la ponderada al centro, para medir zonas más concretas de la escena. Así es como pude lograr mediciones más precisas y evitar escenas con contrastes muy marcados donde el sujeto saliese demasiado oscuro o iluminado.
Por si fuera poco, la potente luz del Sol tampoco ayudaba a ver bien la pantalla LCD para comprobar si una fotografía estaba expuesta de forma correcta. Algo que no hice la primera vez y que sí hice esta segunda, fue ayudarme del histograma para la revisión de las fotografías. Es la mejor forma de asegurar una buena exposición o cambiar algunos parámetros y volver a disparar.
#8. Aspectos sobre Composición
Los aspectos técnicos los tenemos claros. Pero ¿y la composición? ¿Se ha notado una evolución en cuanto al entrenamiento del ojo fotográfico de un año a otro?
Por supuesto, analizando ambas sesiones lo primero que quizá me llama la atención es el cuidado de los fondos. En la primera ocasión estaba tan preocupada en capturar al animal en sí, que no prestaba la suficiente atención a todo aquello que le podría rodear e intoxicar la escena y solo conseguía fotos con fondos que distraían la atención con elementos que sobraban.
Sin embargo, en la segunda sesión obtuve fondos más cuidados que logré cambiando mi posición con respecto al sujeto, variando el ángulo de la toma, evitando que aparecieran otros animales, modificando la apertura o la focal para tratar de reducir la profundidad de campo, rellenando el encuadre, etc. Y son consejos habituales que me ayudaron a disparar mejores capturas.
#9. Capturar el Momento Justo
Un fallo que cometí la primera vez y que repetía mucho por aquel entonces era el de disparar fotos sin planificación. Esta es una cualidad que he entrenado mucho a lo largo del tiempo, la de tener toda la paciencia necesaria y cazar el momento justo.
Cuando fotografiamos personas, las poses y reacciones pueden ser más esperadas e incluso pactadas. Sin embargo, al fotografiar animales su comportamiento es totalmente incontrolable. No podemos llegar y ponernos a disparar fotos con prisas o sin ningún criterio y solo con el objetivo de capturar la foto del animal.
Es mejor activar el 'modo depredador', que es lo que hice en esta segunda sesión. Me situé en una posición cómoda, con los parámetros preparados y me puse a observar. El secreto es estar alerta para detectar la escena o pose perfecta y capturarla. Si estás listo, podrás obtener tomas tan curiosas como la de este suricato que parece que posaba para mí.
#10. Encuadres Más Interesantes
En cuanto a la composición también hay algo más que no hice en la primera sesión y que sí he tratado de llevar a cabo en esta segunda oportunidad, que fue la intención de buscar encuadres diferentes y más originales.
En 2016 hice las típicas fotos que haría cualquier visitante, aquellas que se preocupaban de fotografiar al animal completo o su rostro, pero sin cuidar los detalles. Como por ejemplo la primera foto del elefante, en la que salían hasta sus excrementos en una esquina de la imagen y no me di ni cuenta en el momento del disparo.
Me siento mucho más satisfecha con esta otra foto que capté durante la segunda sesión. Creo que las texturas, los detalles de su ojo, su piel e incluso las venas de su enorme oreja transmiten mucho más que las otras imágenes y son mucho más atractivas.
#11. Programa de Edición Utilizado
Por último, os voy a hablar de la edición y el revelado que es una cuestión tremendamente importante. Por aquel entonces, al disparar en JPEG os podéis imaginar el poco tiempo que le dedicaba al procesado de mis fotografías.
Mi flujo de trabajo consistía en abrir las imágenes en Adobe Photoshop y, con el Filtro Adobe Camera RAW, ajustar solo algunos parámetros básicos como: exposición, contraste, luces, sombras, enfoque y saturación.
Fue más tarde cuando comprendí que el revelado es el 50% del éxito de una fotografía y que debía aprender a utilizar programas como Lightroom o Capture One para lograr mejores resultados.
En esta segunda ocasión, trabajé mis tomas RAW con estos programas y, aunque sigo sin invertir demasiadas horas en revelar, se nota mucho la diferencia entre unas y otras imágenes gracias al buen trabajo de procesado.
¿Y tú? ¿Te Animas Comprobar tu Evolución?
¿Qué os ha parecido? ¿Cometéis muchos de los errores que yo cometí hace 5 años? Espero que estos ejemplos os hayan servido para ver que solo la práctica hace al maestro y que equivocándonos es como conseguiremos mejorar.
Si tienes por ahí fotos antiguas te animo a que les eches un vistazo e identifiques aquellos errores que cometías en el pasado, porque gracias a esos errores ahora eres el fotógrafo/a en el que te has convertido.
No dudes en repetir una sesión de fotos antigua que no salió como tú esperabas y te quedes con esa 'espinita clavada'. Si tienes la posibilidad de poder rehacerla, ¡lánzate cámara en mano a por ella y demuéstrate a ti mismo/a que puedes superarte y hacerlo mejor!