Llevamos la cámara tanto tiempo encima y nos sentimos tan cómodos con ella que solemos decir que es una extensión más de nuestro cuerpo. Pero, siendo objetivos, lo cierto es que no es así, y realmente el tiempo que la estamos usando es una fracción muy pequeña del día. Puede que sólo unas horas a la semana. Incluso si somos profesionales, no estaremos usando el equipo todos los días ni durante todo el día, lo cual saca una idea a la luz: ¿y si todo el tiempo que no lo estoy utilizando, le sacase provecho alquilándoselo a otra persona? Yo lo pensé más de una vez y, para mi sorpresa, hace poco más de un año me encontré con una plataforma que facilitaba el alquiler entre particulares. Y quiero contaros mi experiencia hasta ahora, porque ha sido muy buena y creo que si sigue creciendo esta iniciativa podemos salir beneficiados todos los amantes de la fotografía.
¿Pero cómo voy a dejarle mi cámara a un desconocido?
Es lo primero que se nos viene a la mente cuando nos imaginamos desprendiéndonos de nuestro equipo. Es material muy caro, delicado y, a veces, hasta querido. Y es normal desconfiar al principio de lo que otra persona podrá hacer con él. Pero es el temor social que poco a poco se está disolviendo a medida que la filosofía de la economía colaborativa que ha nacido en el siglo XXI se asienta. Servicios para compartir viajes en coche, como Blablacar; para alquilar habitaciones de tu casa, como AirBnb; y para vender lo que no usamos, como Wallapop, al principio también generaban recelo por el temor a confiar en un desconocido.
Pero la experiencia ha demostrado algo, creo yo, maravilloso: que sí es posible la economía colaborativa basada en la buena fe de la gente. Gracias a un sistema de puntuaciones y opiniones para saber cómo fueron los intercambios anteriores y a un sentimiento de que, si todos obramos bien, salimos beneficiados todos, los servicios colaborativos entre particulares no han hecho más que crecer a un ritmo espectacular en los últimos años.
La plataforma
Pero no existía ningún servicio que permitiese el alquiler entre particulares, ése que necesitas puntualmente y que hace que no te merezca la pena comprarlo para usarlo una vez, y fue un grupo de jóvenes españoles los que hace un par de años vieron esa necesidad y lanzaron la start-up Relendo. Ésta pone toda la plataforma necesaria para que dos personas se pongan en contacto y se complete el alquiler de forma segura. La persona que ofrece el equipo sólo tiene que publicar una foto del producto y decir la ciudad en la que se encuentra, y cualquier persona podrá usar el buscador para encontrarlo basado en su cercanía.
El resto funciona como otros muchos servicios: Relendo actúa como intermediador, de manera que el arrendatario confirma el pago por adelantado, se realiza el alquiler y cuando se complete, el arrendador recibe el pago. En el proceso, la empresa se encarga de que todo salga bien y toma un 20% de la transacción para pagar el seguro del material, impuestos y la comisión. Al finalizar, como siempre en este tipo de servicios, podemos dejar una opinión de cómo ha ido el alquiler y valorar positiva o negativamente a la otra persona, de manera que la niebla de la desconfianza hacia la persona desconocida se disipe en base a su historial.
Amortizar tu equipo cuando no lo usas
Como todos, cuando conocí el servicio no sabía muy bien qué tal iría eso de alquilar mis preciados objetivos a otras personas, pero tras un año sólo he tenido buenas experiencias. Al principio sólo puse en alquiler mis cuatro objetivos, pensando que tal vez algún aficionado querría probar o jugar con un objetivo diferente por un día y que lo buscaría aquí. Tras alquilarlos un par de veces y sólo encontrar buenas personas, me decidí a poner todo mi equipo en alquiler: mi cámara, flashes, trípode, micro… Y aunque realmente me costaba un poco desprenderme 24h de mi cámara, todo ha vuelto siempre en perfecto estado y hasta he hecho amistades. Y, obviamente, he sacado un dinero extra que precisamente me ha servido para invertir en una nueva óptica.
El precio por día de cada artículo lo eliges tú y puedes especificar si haces un pequeño descuento si se alquila durante un fin de semana o una semana entera, y si lo envías por correo si la persona que lo quiere alquilar es de fuera. Éste es quizás uno de los puntos que aún tienen que pulir, creo que las búsquedas no siempre aclaran al arrendatario en qué ciudad se encuentra un artículo al hacer una búsqueda, pues más de una vez me ha escrito alguien de la otra punta de España pensando que podíamos quedar en su barrio. En cualquier caso, todos los detalles del alquiler, como la hora y sitio de recogida y devolución, siempre se concretan por chat con la otra persona antes de hacer el alquiler. Como además disponen de app para móvil, es fácil comunicarse en cualquier momento con la otra persona para el encuentro.
Todo seguro
Por supuesto, están contemplados todos los casos. Si algo sale mal y un artículo se estropea por mal uso durante el alquiler, la plataforma envía un perito que evalúa los daños y se asegura de que sea reparado. Para ello, todas las personas son identificadas al registrarse aportando números de cuentas bancarias y DNI, y todos los artículos que se registran cuentan con un seguro hasta 5000€ con la empresa de seguros Zurich, con lo que la tranquilidad es total. Tal y como explican en su página de FAQ, tienen varios filtros de seguridad para procurar que no haya ningún problema. La única vez que alquilé yo un artículo, que me sirvió para probar un objetivo de gama muy alta que tenía muchas ganas de utilizar, pude comprobar cómo verifican tu identidad antes de formalizar el alquiler.
En resumen, creo que este tipo de servicios colaborativos vienen para beneficiarnos a todos, y en el caso de los usuarios de fotografía, tienen especial sentido por el porcentaje de tiempo que realmente se está usando el equipo y el precio tan alto que tiene. Compartiendo material con gente de nuestra zona, podemos ahorrarnos una buena cantidad de dinero en cosas que sólo necesitamos puntualmente y podemos amortizar aún más el material que sí que compramos. La mala noticia es que, por ahora, este servicio que conozco sólo opera en España, por lo que nuestros amigos de Latinoamérica tendrán que decirnos en los comentarios si conocen algún otro servicio parecido en su país que fomente el intercambio o alquiler entre aficionados a la Fotografía, y si su experiencia hasta ahora ha sido tan buena como la mía.