Tras finalizar la completa e interesante serie sobre lenguaje visual, tuve claro que me gustaría continuar trabajando los procesos creativos que nos llevarán a desarrollar nuestra capacidad para tomar grandes imágenes. En aquella ocasión comprobábamos las distintas funciones e implicaciones de los puntos, las líneas y las formas, pero estudiábamos de una forma demasiado “reglada”, muy instructiva hasta el momento en el que te plantas en la calle y decides llevar lo aprendido a buen puerto.
Comenzamos proyecto. ¿Objetivo? Ejercitar nuestro ojo fotográfico. ¿Procedimiento? Total y absolutamente práctico. Os prestaré mis ojos en diversas salidas a través de diferentes medios y modalidades, saldré a la calle a “ver” fotografía y analizaremos cada decisión, paso a paso. A menudo lo llamo “caminar sobre el eslabón perdido” de la fotografía, esa serie de procesos mentales escondidos entre el “concepto” y el “resultado final”, rara vez disponibles en la mayoría de tutoriales y artículos que encontraréis en la red. Entramos sin mayor dilación en el gimnasio del ojo fotográfico ¿estás preparado?
El Eslabón Perdido
Siempre he tenido la sensación de que, cuando ejemplificamos un concepto (por ejemplo “formas triangulares”), exponemos la correspondiente teoría aplicada seguida de un modelo (imagen) que complemente el concepto. Sin embargo, en contadas ocasiones tendremos a nuestro alcance ese proceso creativo que se encuentra entre ambos extremos. Estamos hablando del “cómo”, cómo hemos llegado a seleccionar un determinado fragmento del paisaje, qué nos llamó la atención y en qué contexto nos encontrábamos (muy importante).
Cada uno de vosotros tendrá su particular eslabón perdido, todos aquellos procesos mentales no visibles que tienen lugar en una obra final cuando nos enfrentamos a una situación determinada, y hoy os dejaré entrar en el mío. ¿Qué os parece si, antes del continuar con el ejercicio, repasamos ciertas claves para el desarrollo del ojo fotográfico?
Claves Para el Desarrollo del Ojo Fotográfico
¡Tiene muy buen ojo para la fotografía! Seguro que muchos de vosotros habréis empleado esta frase o escuchado en boca de algún compañero. ¿Qué significa esto? ¿Hay que aprender algo? ¿Quizá se trate de un talento innato? Podemos incluso ir un poco más allá, ¿qué es una buena fotografía? ¿Cómo reconocerlas? ¿Cómo tengo que pensar, observar lo que me rodea? No resulta tarea fácil responder a todas estas cuestiones.
La observación y estudio previo del lugar mostrado (arriba), me permitió imaginar la escena en presencia de niebla. Tan sólo hubo que volver cuando las condiciones fueron las idóneas. Valorar las posibilidades de un lugar también ayuda a ejercitar nuestro ojo fotográfico
Profundizar en los métodos que nos llevarán a explorar nuestro camino y estilo personal, nuestra forma de “ver”, es complicado y sencillo a partes iguales. Olvidaos de pasos a seguir, tutoriales o guías, este sendero es tuyo y solo tuyo. ¿Quieres comenzar a pensar en términos fotográficos? Bien, el primer paso es hacerse preguntas:
- ¿He utilizado una correcta velocidad de obturación o ajustado a mi gusto la apertura de diafragma? Conocer las características de nuestro instrumento de trabajo es la base de la que partir, no debemos permitir que este aspecto pueda limitarnos.
- ¿Cómo y a qué debo prestarle atención?
- Observa, piensa, improvisa, no dispares sin sentido: Bajo mi punto de vista la clave de todo
- ¿Qué ángulo o perspectiva es mejor?
- ¿Cómo puedo componer la imagen? ¿Cierro el plano? ¿Hay algo que me sirva para contextualizar?
- ¿Me gusta la luz?, ¿Vuelvo en otro momento? ¿Espero a que cambie?
- ¿Qué tal en color? ¿Y en blanco y negro?
- ¿Qué estoy contando? ¿Se entiende? Y mejor, ¿Qué propósito tengo?
- Imagina el resultado final.
Puede llegar a asustar semejante batería de preguntas, pero creedme cuando os digo que es el camino para crear grande imágenes, ¡fácil y complicado a partes iguales!
Diseccionando una Escena: Making-of Urbano
Para el trabajo de hoy nos posicionaremos en uno de los lugares más fotografiados de la capital pacense, Extremadura, España. Se trata de uno de los cuatro puentes que cruza el río Guadiana, donde encontraremos tres características fotográficas de especial valor:
- El río: La presencia de agua siempre resulta un valor añadido en nuestras imágenes. Por un lado prestaremos atención a la posibilidad de encontrar reflejos y, por el otro, valoraremos la velocidad de obturación a emplear con la finalidad de darle protagonismo a la textura del agua, o no.
- La puesta de sol: Con orientación sur-oeste, la puesta de sol será un aspecto importante en el momento de valorar cuáles son nuestras intenciones y, sobre todo, cuál será nuestro momento de trabajo.
- Equilibrio entre luz natural y artificial: La hora azul. Siempre que nos encontremos en un contexto urbano estaremos obligados a valorar el momento óptimo en el que las luces se equilibran, si es nuestra intención claro.
Tal y como hemos planteado el desarrollo de la serie, de forma práctica, he decidido incluir un pequeño vídeo para que podáis entrar en contexto. Ha sido totalmente improvisado, por lo que ¡no seáis especialmente críticos! Dicha forma de trabajar el artículo nos permitirá comprobar cómo vemos realmente una determinada escena y cuáles son los resultados obtenidos.
Nota: Tras llegar a casa me percaté de que digo “orientación sur-este” cuando debería haber dicho “orientación sur-oeste”.
Resumamos el vídeo con una visión panorámica estática del paisaje, ¿qué zonas potencialmente atractivas encontráis?
A continuación señalamos los sectores donde decidí en su día centrar mi atención:
¿Echamos un vistazo a los resultados?
Visualizando ambientes: Diagonales y punto de fuga aprovechando la estructura del puente. Lo comentábamos con anterioridad, imaginar previamente una escena ayuda a ejercitar nuestro ojo fotográfico.
La hora azul: Las dos fotografías siguientes corresponden a la misma serie, distintas horas. De éste ejemplo podemos concluir cuán importante es localizar el momento exacto de la hora azul en la ciudad. Ninguna de las fotografías es mejor que la otra, pero son diferentes. La verdadera clave de todo se encuentra en concretar un propósito, tú propósito.
Variaciones atmosféricas: Realizar la misma imagen con diferentes condiciones puede aportar un plus a nuestro trabajo, las nubes cambian, el sol interactúa de diferente manera.
Reflejos: Tal y como apuntábamos en el vídeo contextual, el río puede ofrecernos un sinfín de reflejos.
Como conclusión, la idea principal que deberíamos extraer de éste primer capítulo será la de aprender a imaginar y visualizar qué escenarios son potencialmente atractivos en fotografía, ¡el primer paso para tu desarrollo personal!. ¿Quién se iba a imaginar que, viendo el vídeo contextual, podríamos extraer tales imágenes?
¡Hasta la próxima!