Si has oído hablar de la técnica del HDR (High Dynamic Range), seguro que una de las primeras recomendaciones que has leído que hay que seguir es la de utilizar un trípode. Pero... ¿qué ocurre si no lo llevamos con nosotros? ¿significa eso que no podemos practicar este tipo de fotografía? En este artículo voy a demostrarte que aun sin trípode, podemos conseguir tomas HDR. Tan solo necesitarás seguir una serie de pautas, que a continuación te explicaré en detalle.
La Fotografía HDR
De la técnica de la fotografía HDR ya te hemos hablado en más de una ocasión. Para este tipo de fotografía, necesitamos realizar varias capturas con diferentes exposiciones de la misma imagen, para después en edición fusionarlas y conseguir que la toma resultante tenga un rango dinámico mucho mayor.
La mayoría de nuestras cámaras cuentan con un modo conocido como horquillado o bracketing de exposición, que es el que nos permite realizar esto de forma bastante más ágil.
Si hay un requisito esencial para practicar esta técnica es que las diferentes tomas tienen que tener el mismo encuadre, no podemos mover la cámara mucho o no podremos fusionar las fotos. Es por ello que el uso del trípode en estas situaciones es altamente recomendable.
Cuando el HDR Tiene que Ser a Mano/Pulso
Como te decía, aunque el trípode es uno de nuestros mejores aliados a la hora de practicar la técnica del HDR, hay situaciones en las que no podremos utilizarlo, como por ejemplo cuando:
- Se nos ha olvidado llevarlo con nosotros.
- Nos encontramos en un lugar muy concurrido y con tanta gente colocar nuestro trípode no es la mejor opción.
- Estamos en un lugar en el que el uso del trípode está restringido, como ocurre en algunos museos o iglesias.
En este tipo de situaciones solo tenemos una opción para seguir haciendo nuestras tomas con HDR, y es disparar a mano. Pero para que nuestras fotos salgan bien, deberemos tener en cuenta los siguientes consejos:
1. Activa el Modo Bracketing
Lo primero que tenemos que hacer para disparar nuestras tomas en HDR a mano alzada, es activar el modo de bracketing u horquillado de exposición. Algunas cámaras tienen la opción dentro del menú, mientras que otras tienen accesos directos desde los diales.
Cuando lo actives, podrás trabajar de modos distintos, tal y como veíamos cuando practicábamos el HDR con trípode. Pero sin duda, nuestra primera opción será el modo de horquillado automático, el cual para situaciones en las que disparamos a pulso suele ser el más recomendable, ya que nos permitirá ser más rápidos y así evitar las posibles trepidaciones al pulsar el botón del obturador.
A la hora de trabajar con este modo puedes configurar el modo de medición evaluativo para que la cámara lea la luz de toda la escena, y a continuación sobreexponga o subexponga en relación a esa medición. Otra opción es que trabajes con el modo de medición puntual, que es más fiable porque te permitirá medir la luz de las diferentes zonas de la imagen de forma precisa, y así conocerás las necesidades de luz finales.
Luego deberemos escoger alguno de los modos semiautomáticos de nuestra cámara. Según cuál escojas, será una variable u otra la que decidas tú, mientras que la cámara se ocupará de ajustar el resto de parámetros. Aunque al activar el modo de bracketing estos modos pueden variar un poco, actuando de la siguiente forma:
- Prioridad a la Apertura de Diafragma (A/AV): tu indicarás el número f, y la cámara decidirá la velocidad de obturación y la ISO. Aunque también puedes configurar la ISO en automático para que pueda modificarla la propia cámara.
- Prioridad a la Velocidad de Obturación /S/TV): tu indicarás la velocidad, y la cámara decidirá el número f y la ISO. Aunque también puedes configurar la ISO en automático para que pueda modificarla la propia cámara.
- Prioridad a la Sensibilidad ISO (P): tu indicarás la ISO, y la cámara decidirá tanto el número f como la velocidad de obturación.
Normalmente la más usada y recomendada es la de prioridad a la apertura de diafragma, ya que con este modo tendrás mayor control sobre la profundidad de campo de tu fotografía, y no variará la zona nítida de una imagen a otra, lo cual podría llegar a provocar problemas de nitidez, o incluso causar halos extraños alrededor de los objetos en la posterior fusión de las imágenes en edición.
Así pues, siguiendo esta recomendación, si para nuestra foto de referencia, nosotros le indicamos a la cámara que trabaje con una f/7, y la cámara calcula que el resto de valores para lograr una exposición adecuada es de 1/250s e ISO 100, si le indicamos que haga tres tomas con una diferencia de 2 pasos entre ellas, los valores quedarían como en el siguiente ejemplo:
Como comprobamos, la foto del medio es la que teníamos como base, y la que ha usado la cámara como referencia para calcular la foto subexpuesta y la foto sobreexpuesta, de forma que al juntarlas logremos un mayor rango dinámico.
Frente a una situación en la que utilizarías el trípode, al disparar a pulso necesitas asegurar que la foto no va a salir trepidada por exponer durante más tiempo del que tu pulso se puede permitir. Es por ello que resulta muy importante que cuando midas la luz de la escena, tengas en cuenta que la toma de mayor exposición de la serie no necesita una velocidad de obturación tan lenta como para provocar problemas de trepidación. ¿Y qué es demasiado lenta? Bueno, puedes seguir como guía la regla de la focal inversa, que dice que la velocidad mínima con la que podemos disparar una foto sin que salga trepidada es la inversa a la focal que estemos utilizando. Así pues, si utilizamos un 50mm, la mínima velocidad a la que deberíamos disparar a pulso en teoría sería de 1/50 s. ¿Fácil, no?
Recuerda que una vez indicada apertura que necesitas, puedes reducir el tiempo necesario de exposición subiendo el valor de ISO de tu cámara, aunque ten presente que a mayor ISO más ruido nos aparecerá, algo que no nos interesa. Si crees que los tiempos de exposición son demasiado largos, sube el ISO y mantén tiempos de exposición más cortos.
Una de las limitaciones más destacadas es que el rango dinámico final quedará limitado al que nos permita el bracketing de nuestra cámara, y hay situaciones en las que la diferencia de luminosidad en la escena hace que ese rango sea insuficiente (2 o 3 pasos como máximo). Pero en cualquier caso, siempre lo ampliaremos respecto al resultado que podríamos haber obtenido mediante una sola exposición.
Lo ideal es que no realicemos más de 5 exposiciones diferentes, ya que al no trabajar con trípode, cuantas más tomas hagamos más fácil será que nos movamos ligeramente entre una y otra y luego resulte más difícil alinear las imágenes en el procesado, lo cual provocará una imagen poco nítida y con problemas de alineación en los bordes.
2. Bloquea el Enfoque o Selecciona el Modo de Enfoque en Manual
Como vamos a realizar varias tomas de la misma imagen, nos interesa que el enfoque de todas ellas se mantenga en el mismo sitio, ya que si varía la posterior fusión de las fotografías en edición será mucho más difícil y puede causar efectos raros.
Para asegurar que el enfoque de todas las tomas sea el mismo, puedes componer tu imagen, enfocar en modo automático, y una vez hecho cambiar el modo de enfoque a manual, para que la cámara no lo vuelva a cambiar. Por supuesto, también puedes poner el enfoque en manual desde el principio, y enfocar tu mismo la zona que deseas moviendo el anillo de enfoque.
Otra opción es que bloquees el enfoque de tu cámara con el botón de bloqueo AF/AE, y lo separes del botón de disparo. La mayoría de modelos de cámaras disponen de este botón, o te dejan configurarlo en alguno de los botones personalizados.
Asegúrate, eso sí, de que quede enfocada la foto como tu quieres. Para ello puedes hacer las pruebas que necesites y comprobar en la pantalla de tu cámara si está o no correctamente enfocada la zona deseada.
3. Activa el Disparo en Ráfaga
Otro aspecto que nos ayudará a reducir el tiempo en el que disparamos las diferentes tomas, y así por tanto evitar que se produzca la temida trepidación al disparar, es activando el modo de disparo en ráfaga de nuestra cámara.
Cada modelo de cámara tiene un número máximo de disparos que puede realizar seguidos, pues bien, cuanto más rápida sea la ráfaga de disparos, mejor. ¿Por qué? Pues porque tendremos menos posibilidades de mover el encuadre entre toma y toma, asegurándonos por tanto de que la posterior fusión de las imágenes sea fácil y no presente problemas.
Con el modo ráfaga, pulsaremos el obturador de la cámara tan solo una vez, y se efectuarán los diferentes disparos con distintas exposiciones de la misma imagen de forma seguida.
También es útil utilizar el temporizador/autodisparador de la cámara, ya que te permitirá disparar los disparos seguidos, y no causarás movimiento en la toma, porque el botón de disparo lo habrás presionado antes de que éste de efectúe.
4. Cuida Tu Postura a la Hora de Disparar
Te podrá parecer mentira, pero en función de la postura que adoptes a la hora de sostener la cámara, varía mucho la estabilidad que puedes llegar a mantener. Cuanta mayor estabilidad tengamos, podremos realizar exposiciones más largas, pero también disparos continuos manteniendo la posición del encuadre, que es lo que nos interesa en este caso.
Puesto que no tenemos trípode, y a pesar de que en situaciones de este tipo nos valdremos de las funciones de alineación con los que los programas de fusión cuentan, conceder a nuestra cámara la máxima estabilidad será clave a la hora de obtener buenos resultados.
Para ello, la forma en la en la sujetamos nuestra cámara será muy importante. En este artículo te contábamos algunos trucos para conseguir mayor estabilidad en nuestros disparos a mano, tan solo cuidado la postura de nuestro cuerpo. Acerca los codos al torso y mantente lo más quieto posible.
También es importante que dispares tras exhalar el aire, y por supuesto, puedes utilizar los elementos de tu alrededor para apoyar la cámara y darle mayor estabilidad, o incluso para apoyarte tu mismo con el fin de evitar movimientos durante el disparo.
5. Procesa Tus Imágenes
Y por último llega el momento final, el de la fusión de las imágenes. Para ello, necesitarás un programa que te permita unir las diferentes tomas que has hecho con diferentes exposiciones de la misma imagen. Hay programas gratuitos como Photomatix Pro que te permitirán a hacerlo, y si eres de los que ya se han acostumbrado a trabajar con Photoshop y Lightroom, con ellos también podrás hacerlo de manera muy sencilla. En los artículos que te muestro a continuación encontrarás cómo hacerlo paso a paso.
- Cómo Hacer HDR en Lightroom de Forma Rápida y Sencilla
- 8 Programas HDR para Hacer Fotos de Alto Rango Dinámico Alucinantes
- La Guía Definitiva de High Dynamic Range (HDR) con Photoshop
- HDR con Photoshop: La Guía Definitiva
HDR a Mano, ¡Es Posible!
Como has visto, realizar fotografías HDR sin trípode, es posible. Es cierto que le añadimos un grado de dificultad a este tipo de fotos, pero nada es imposible. Si sigues los consejos que te hemos ofrecido seguro que logras resultados estupendos.
¿Y tú? ¿Tienes algún consejo más para realizar fotografías HDR sin trípode? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!