La profundidad de campo es un elemento del lenguaje fotográfico con el que contamos a la hora de componer nuestras imágenes. Utilizar una profundidad de campo amplia nos permite incorporar en nuestra fotografía multitud de planos de información y, si queremos darle más importancia a un elemento que a otro, deberemos utilizar otros elementos fotográficos como la composición, la iluminación o el color.
Sin embargo, utilizar una profundidad de campo pequeña nos limita un poco más en este aspecto pues habrá muchos menos elementos en la composición que llamen la atención al ojo del que vea la imagen. ¿Qué tipo de foto son las que mejor suelen llevarse con las profundidades de campo pequeñas?
Los Retratos
La parte más importante de un retrato suele ser la zona de los ojos. Por eso, el hecho de utilizar una profundidad de campo pequeña nos ayudará a realzar esta parte de la cara: hará que el resto de facciones queden fuera de foco y, por lo tanto, en un segundo plano dentro de la composición de la fotografía.
Cuando vayamos a utilizar una profundidad de campo pequeña en un retrato, deberemos estar muy atentos al momento del enfoque pues el hecho de disponer de tan poca zona enfocada en nuestra imagen puede ser que el más mínimo error al enfocar nos destroce una fotografía. Por eso, debemos fijarnos en que realmente estamos enfocando los ojos y no, por ejemplo, el puente de la nariz, los labios o las orejas.
Además, el uso de una profundidad de campo pequeña en los retratos tiene otro beneficio y es el de aislar el sujeto del fondo: si conseguimos mantener enfocada sólo la persona que aparecerá en nuestra imagen (o, al menos, una parte de ella, como los ojos), otros elementos que entren dentro de la composición quedarán desenfocados y eso incluye el fondo.
Si usamos una apertura y una distancia focal adecuadas y disparamos a la suficiente distancia del sujeto, el fondo puede llegar a quedar completamente neutro y, por lo tanto, a ayudarnos a centrar la atención del espectador de nuestra fotografía íntegramente en el sujeto que nosotros presentamos enfocado. Sin distracciones, sin contexto. Evidentemente, puede haber situaciones en las que esto no nos interese, en tu mano está el decidir en cada momento qué profundidad de campo es la que necesitas para conseguir la fotografía que quieres hacer.
La Fotografía de Detalle
Está claro: si queremos fotografiar una pequeña parte de algo o alguien, debemos conseguir que el resto del entorno/sujeto/objeto quede anulado.
Hay muchas formas de hacer esto: composición (por ejemplo buscando un ángulo de visión que nos oculte ciertos elementos), iluminación (manteniendo ciertos elementos en la sombra) o, incluso, la misma profundidad de campo.
Una profundidad de campo pequeña nos permitirá mantener la atención del observador en el detalle que nosotros queremos mostrar. Y si somos capaces de usar una profundidad de campo adecuada, a la vez podremos, también, contextualizar en cierto modo ese detalle sin que el resto de elementos del encuadre le roben protagonismo. Ten en cuenta, también, que no debes dejar nada que te interese fuera de foco así que asegúrate de que realmente es lo que necesitas cuando vayas a buscar la mínima profundidad de campo.
La Fotografía Macro
La fotografía macro suele tener una profundidad de campo reducida casi por definición. Para este tipo de fotografías se suelen utilizar focales muy largas (ya sea en objetivos o usando complementos como los tubos de extensión) y, además, los sujetos suelen enfocarse desde distancias muy cortas.
Así pues, de los tres elementos necesarios para reducir la profundidad de campo (poca distancia entre la cámara y el sujeto, distancia focal larga y diafragma abierto), en la fotografía macro encontraremos, casi sin excepción, dos de ellos. El tercero, es decir, el usar un diafragma abierto suele aparecer también en estas fotografías, para trabajar con el hecho de que se necesita una gran cantidad de luz para poder iluminar estas imágenes (las focales largas y los complementos como los tubos o los fuelles suelen reducir mucho la luminosidad de las tomas).
Sea como sea, para la fotografía macro, y como ya pasaba con los retratos, una profundidad de campo pequeña nos ayudará a conseguir un fondo de imagen más homogéneo, que no llame tanto la atención y que, por lo tanto, nos permita centrarnos mejor en el sujeto principal que nos ocupe.
Es posible que en algunas de las fotografías macro no te interese disponer de una profundidad de campo pequeña (especialmente si por culpa de esto parte de tu sujeto queda desenfocado) aunque a no ser que dispongas de la posibilidad de iluminar externamente el sujeto (y, por lo tanto, puedas cerrar diafragma), se puede dar la circunstancia de que tengas que lidiar, sí o sí, con una zona enfocada muy reducida. Haz pruebas y busca la mejor combinación de parámetros para que tu fotografía quede como a ti te gusta.
La Fotografía Abstracta
Cuando hablamos de ella dijimos que la mejor manera de conseguir una fotografía abstracta era descontextualizando el sujeto principal de la imagen, es decir, aislarlo de todo aquello que lo rodeara.
Por eso, si utilizamos una profundidad de campo muy reducida, nos será más fácil aislar el protagonista de nuestra foto o, al menos, tendremos menos elementos de los que preocuparnos en la composición (por ejemplo, el fondo es probable que esté completamente desenfocado y, por lo tanto, no sea fácil reconocer el entorno en el que está situado el sujeto).
Fotografías Suaves
No es exactamente un tipo de fotografía, pero sí es un estilo que puede ganar mucho en expresividad si lo acompañamos con una profundidad de campo pequeña. A veces, con nuestras imágenes queremos conseguir transmitir suavidad.
Utilizar una profundidad de campo pequeña y, por lo tanto, hacer uso del enfoque selectivo nos ayudará en esta misión. El sujeto principal de nuestra fotografía quedará rodeado de elementos desenfocados y, por lo tanto, de aspecto suave. Es especialmente útil para las fotografías de bebés o premamá, por ejemplo.
En Resumen
Reducir la profundidad de campo en nuestras fotografías es una alternativa muy llamativa pues ofrece resultados muy vistosos a los que nuestro ojo no está muy acostumbrado. Sin embargo, tenemos que tener muy claro que, como todas las técnicas fotográficas (y eso es extrapolable al mundo del arte en general) no son siempre válidas.
En este caso, nos servirá para destacar un elemento por encima del resto pero ¿debes realmente destacarlo para conseguir la imagen que quieres? ¿estás destacando el sujeto que deberías? y, lo más importante, ¿vas a destacarlo como deberías hacerlo? Sé consciente de que hay multitud de maneras de darle protagonismo a un sujeto y, quizás, el enfoque selectivo no sea el que mejor te funcione.
Y ahora... ¿nos enseñas tus enfoques selectivos?