A todos nos ha pasado alguna vez, ver como toda una jornada o un viaje fotográfico del que esperábamos obtener maravillosas imágenes, acaba prácticamente en el cajón del olvido. Nuestras ganas y nuestra pasión por fotografiar pueden verse fácilmente dañados por unos resultados imprevisibles y desalentadores. Pero no hay que desanimarse sino poner remedio. Siempre he dicho que la papelera es uno de los mejores amigos del fotógrafo digital, aunque eso sí, hay que tratar de llenarla lo menos posible. Hoy vamos a tratar de daros unos consejos para explicaros como.
Piensa antes de disparar
El gran peligro que se encuentra el fotógrafo de hoy es la facilidad y la velocidad con la que se sacan fotos. Con las cámaras digitales tiramos fotos sin pensar, a diestro y siniestro, con ráfagas de hasta 11 fotogramas por segundo; las vemos, las volvemos a repetir, experimentamos, jugamos…total, como no cuesta nada… Pues bien, el resultado de todo esto son cientos de imágenes que luego tendrás que ver, seleccionar y corregir o editar, si es que se salvan de la criba. En resumidas cuentas, un montón de horas delante del ordenador que con seguridad acabarán resultando pesadas.
La práctica es sin duda el mejor de los aprendizajes, pero no entendamos práctica como el hecho de hacer el mayor número de fotos posible. Para aprender tenemos que buscar, marcarnos objetivos y disparar con intención. Cualquier otra cosa sería fruto del azar o de los caprichos de la técnica. Nosotros somos quienes manejamos la cámara, no lo olvides, que no sea ella quien nos domine.
Es importante que antes de coger la cámara nos planteemos una serie de imágenes en nuestra cabeza que sinteticen y cuenten todo lo que queremos transmitir. Que las fotografías hablen por si mismas y el lenguaje sea gráfico. Una vez identificados los fotogramas imprescindibles de nuestra sesión, ya estaremos preparados para coger la cámara y tratar de reproducirlas.
Adelántate a los hechos
¿Quién no ha escuchado alguna vez hablar del “Instante decisivo” de Cartier Bresson? Pues ese preciso instante es lo que resume el concepto de intuición fotográfica. Un buen fotógrafo debe adelantarse a los acontecimientos, debe fijarse en el desarrollo de las cosas para aguardar ya preparado el momento de la instantánea. La cámara es la hermana pacifista del rifle de caza. Vivimos de momentos, instantes fugaces, y al igual que el cazador tiene que rastrear los pasos de su presa, el fotógrafo ha de saber leer los acontecimientos para identificar los momentos y las escenas más representativas.
Por eso es un buen ejercicio que antes de afrontar cualquier proyecto fotográfico nos paremos a reflexionar e identificar cuáles pueden ser los momentos de mayor impacto visual de dicho trabajo. Un breve análisis previo nos ayudará a estar preparados en el momento de la verdad y que no se nos escape la escena delante de las narices teniendo la cámara sin configurar.
¿Pero qué hacemos cuando es imposible prever lo que va a pasar? Pues entonces habrá que tirar de intuición, de observar a las personas, sus reacciones, de identificar los posibles focos de interés, de quién o qué puede dar pié a una buena imagen… No descuidéis que las mejores imágenes son las que aparecen por sí solas…lo difícil es dar con ellas. ¡Así que afina el olfato y sal en busca de tu presa!
Busca Referencias
Tan importante como manejar bien la técnica fotográfica es educar correctamente el ojo. Hay que aprender a mirar como un fotógrafo, porque la vista humana en muchos casos complica la tarea de estudiar la luz. Para eso es vital consultar el trabajo de buenos fotógrafos, buscar inspiración en bancos de imágenes, devorar libros e ir a exposiciones. Solo así irás poco a poco forjando una mirada cargada de intención fotográfica que te facilitará la identificación de escenarios y protagonistas dignos de estar en tu toma.
Cuando te toque coger la bolsa y la cámara, párate a buscar referencias, a mirar lo que han hecho otros y cómo han solucionado tus fotógrafos favoritos situaciones como la tuya. No se trata de copiar, sino de buscar alternativas, recursos y planteamientos compositivos que te serán de utilidad. La cultura visual es una herramienta más que juega a tu favor.
Pierde la Timidez
Una vez identificado lo que queremos hacer toca coger la cámara y afrontar la realidad. Y llegados aquí, ¿quién no se ha visto paralizado por la timidez de fotografiar a extraños o se ha sentido un intruso invasivo con la cámara?
Ese miedo o parálisis es un obstáculo infranqueable a la hora de realizar buenas fotografías, y es la consecuencia natural de una falta de involucramiento en tu propio proyecto.
Como postula una de la grandes frases de Robert Capa, “si tus fotografías no son buenas es porque no te acercaste lo suficiente”. Pero no se trata de que te acerques con la cámara y hagas la foto. Acercarse significa involucrarse, profundizar y adentrarse por completo en la historia de lo que uno fotografía. Así que, preséntate, identifícate, pide permiso e interésate realmente por lo que fotografías. Te sorprenderás gratamente de lo amable que es la gente y tus fotografías lo agradecerán. Aportarás una visión madura de las cosas y conseguirás escenas originales cargadas de realismo, naturalidad, sentimiento e intimidad. ¡Quien algo quiere, algo le cuesta!
Arriesga
Es obvio que para distinguirnos como fotógrafos hay que procurar ser originales y buscar un estilo propio e identificable. Para lograrlo es importante intentar conseguir nuevos puntos de vista, temas e imágenes diferentes. Pero siempre en la medida justa y como un complemento narrativo justificado. Un uso desmedido de imágenes excesivamente creativas puede ser tan bueno como malo. Dependerá mucho del género fotográfico al que pertenezcas.
En el caso de la técnica fotográfica el riesgo conlleva la búsqueda de imágenes poco usuales mediante el uso de juegos compositivos alternativos. En estos casos nos saltamos las normas en pro de la creatividad. Siempre se ha dicho que una vez conoces las reglas te las saltes. Por eso, conforme las vayamos conociendo tenderemos a realizar prácticas como romper la regla de los tres tercios, buscar contraluces, imágenes con desenfoques originales, jugar con tomas subexpuestas y sobrexpuestas, con barridos, viñeteos, fotos con movimiento… Una larga serie de recursos que darán brillo e identidad propia a tus fotografías y que al mismo tiempo te permitirán descubrir los secretos de tu cámara.