Es cierto que para hacer fotos lo único que necesitas es una cámara. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, vamos descubriendo necesidades fotográficas que pueden ser cubiertas por ciertos complementos.
Si somos capaces de escoger correctamente estos elementos, pueden llegar a convertirse en un indispensable para nuestro desarrollo artístico y, al final, encontrarnos con que no podríamos vivir sin ellos. Hoy os voy a enumerar mis cuatro indispensables y os voy a contar qué me han enseñado y por qué no podría vivir mi vida fotográfica sin ellos.
¿Coincidirán con los vuestros?
El Objetivo de Focal Fija
En mi caso, un 50mm f1,8. Bueno, bonito y barato. Es, de lejos, mi objetivo favorito y con el que más he aprendido lo que es la fotografía a mi entender. Cuando empecé a mirar un objetivo de focal fija, estaba convencida de que las principales ventajas de tener uno era su tamaño (es pequeño, ligero y discreto) y su diafragma (que me daría mucha luminosidad y la posibilidad de usar una profundidad de campo pequeña, algo que siempre me ha llamado la atención).
Sin embargo, ahora que ya hace un par de años que no lo desengancho de mi cámara, puedo decir que esas no son las principales ventajas de un objetivo de este tipo.
Lo más importante de tener una focal fija montada en la cámara es que ésta no te permite ser vago. Si quieres rellenar encuadre, no te bastará con mover el anillo del zoom, deberás moverte físicamente tú para conseguir cambiar la composición. Esto hará que te impliques más en tus fotografías y que te fijes en cosas en las que, de haber tenido la "facilidad del zoom", no te habrías fijado.
Además, el hecho de utilizar siempre la misma focal (y por lo tanto, el mismo modo de ver a través de la cámara) hace que te hagas más con tu equipo, que acabes viendo cómo será la foto antes de mirar por el visor. Hace que la cámara se acabe convirtiendo en una extensión de tu ojo.
Pero no todo son cosas buenas, utilizar siempre el mismo objetivo y que, además, éste sea de focal fija, también tiene sus inconvenientes. Por ejemplo, la falta de focal o de gran angular en ciertas situaciones y el engorro de tener que andar cambiando de lente para evitarlo, con la consiguiente pérdida de tiempo y el peligro de que entre polvo en el interior de la cámara durante el proceso.
El Equipo Strobist
Me animé a comprar mi propio equipo strobist después de leer cómo hacerlo de una manera económica aquí mismo, en dZoom.
Y la verdad es que fue un auténtico descubrimiento. Siempre me ha gustado disponer de muchísima luz en mis fotografías, así que en cuanto pude me compré un flash externo. Antes de tener el equipo strobist, sin embargo, sólo podía usarlo enfocándolo directamente al sujeto o rebotándolo al techo.
Siempre terminaba haciendo esto último pues daba una iluminación más "natural" que me gustaba más. Pero, pese a tener más cantidad de luz, no podía controlarla y había veces que, simplemente, necesitaba una iluminación distinta a la que tenía. Fue entonces cuando me hice con el equipo strobist.
Al principio simplemente compré una pareja de emisor y receptor, un trípode para el flash y una sombrilla blanca. Y vi el cielo. De repente de desplegaron ante mí infinitud de maneras distintas de iluminar mis fotografías, maneras que nunca se me habrían ocurrido.
Así que el hecho de disponer de esta libertad de iluminación, me ayudó a potenciar mi creatividad. Pero es que además conseguí otra cosa: conseguir empezar a entender y aprender cómo funcionaba el mundo de la iluminación. Algo que, sin duda, hacía que mis fotografías ganaran en calidad.
Por supuesto, trabajar con un equipo strobist también tiene sus inconvenientes. Principalmente el hecho de que implica transportar, además del equipo fotográfico, una serie de objetos que también abultan lo suyo. Sin embargo, el resultado final vale totalmente la pena. El segundo inconveniente es que el strobist es un vicio. Siempre habrá nuevos complementos que probar y flashes que comprar. ¡No se acaba nunca!
La Correa Black Rapid
La Black Rapid (amazon) es una correa larga para cámaras. Esta diseñada para que, colocándola a modo de bandolera, la cámara quede sujeta por la rosca del trípode a la altura de la cadera. La verdad es que desconocía la existencia de correas de este tipo hasta que empecé a ver a a amigos fotógrafos que las usaban.
Al principio me pareció que debía ser incómoda: parece que la cámara tenga que estar dándote golpes en la pierna a medida que andas. Pero no es así en absoluto. Una correa tipo Black Rapid (ebay) es la comodidad materializada. Y la posición en la que queda la cámara permite poder agarrarla con la mano en una postura súper-natural para que no esté dando golpes.
Es cierto que este tipo de correas tienen un gran inconveniente: al ir la cámara permanentemente fuera de la funda, es posible que se ensucie más de lo normal. Pero los beneficios que a mí, a nivel personal, me ha traído el llevar mi equipo de este modo, hacen que valga la pena perder unos minutos en limpiar la cámara cuando vuelvo de una excursión.
La principal ventaja, como ya he apuntado, es la comodidad. Tanto para usar la cámara (no tengo que andar sacándola de la bolsa: cada vez que quiero hacer foto me basta con agarrar la cámara) como para llevarla propiamente dicho, pues sobretodo a la hora de viajar con el equipo, llevar objetivos grandes o el simple hecho de tener la cámara todo el día al cuello antes era realmente cansado. Ahora, ni me entero.
Además, esta correa es bastante más discreta que las correas que vienen por defecto con nuestras cámaras, pues deja la máquina más "escondida". Un auténtico descubrimiento sin el que no podría vivir ahora, la verdad.
La Cámara Compacta
Cuando estuve realizando mi Proyecto 365, me acostumbré a llevar la cámara réflex siempre conmigo.
Iba a clase, al trabajo e incluso de fiesta con la cámara. Pero cuando por fin lo terminé, perdí esa costumbre. Así que en algún momento recuperé aquella sensación tan molesta de "ojalá tuviera mi cámara aquí" e incluso llegué a perder fotos que aún ahora recuerdo con rabia. Hasta que me cansé y decidí ahorrar para comprarme una cámara compacta que pudiera llevar siempre en el bolso.
Terminé por decidirme por una Fujifilm x20 que me ha sorprendido muy gratamente, pero más allá de las características técnicas que pueda tener una cámara compacta de gama alta, el hecho de llevar una cámara pequeñita siempre en el bolso me ha traído muchos beneficios: disponer SIEMPRE de algo con lo que hacer las fotos que quiero hacer (sin tener que depender de la cámara del móvil) y tener una segunda cámara ligera, pequeña y discreta (para según qué ocasiones me ha sido muy útil), por ejemplo.
Además, este modelo en concreto (hay muchísimos más que también) dispone de una opción supermacro que uso muy a menudo porque me es más sencillo que andar colocando los tubos de extensión.
Y, finalmente, el otro gran beneficio que me ha reportado el adquirir una segunda cámara, una cámara compacta, algo tan distinto al equipo al que estoy acostumbrada (cámara réflex + lente de 50mm) me ha hecho vivir el "hacer fotos" de una manera distinta, algo que también ha terminado potenciando, en cierto modo, mi creatividad.
Es cierto, para conseguir todo esto he tenido que hacer cierto desembolso económico y también es cierto que, cuando llevo muchos días haciendo fotos sólo con la compacta, acabo echando de menos mi réflex. Pero eso también me hace disfrutar más del salir a hacer fotos con la "cámara grande", así que, en mi opinión, merece totalmente la pena.
¿Y tú? ¿Tienes algún "indispensable" en tu equipo fotográfico?
¿Algo sin lo cual no puedas vivir fotográficamente? ¿Algo que crees que podría llegar a convertirse en tu "indispensable? ¡Cuéntanoslo!