No hay mejor modo de aprender que a través de los ejemplos. De la composición te hemos hablado en anteriores artículos con todo lujo de detalles, pero esta vez hemos querido abordar este tema, que influye tanto en el resultado de una imagen, desde otra perspectiva.
En esta ocasión hemos escogido una serie de fotografías impactantes y visualmente muy atractivas para analizar a través de ellas qué técnicas o reglas de composición se han seguido o no para lograr que éstas tengan más fuerza. ¿Te animas a quedarte con nosotros para analizar la composición de estas bellas imágenes?
Las Llamadas "Reglas" o Técnicas de Composición
A nadie le gusta que le pongan reglas, y menos en un tema tan artístico y subjetivo como es la fotografía. Déjame invitarte a que observes esas reglas no tanto como algo que haya que seguir estrictamente para tener éxito en una toma, sino más bien como una serie de recomendaciones que a través de la práctica y de la experiencia de otros compañeros fotógrafos se ha llegado a la conclusión de que suelen funcionar mejor a la hora de visualizar y leer una fotografía.
Y sí, digo suelen porque seguro que habrás escuchado tantas veces las reglas fotográficas, como la frase de "las reglas están para romperlas". Y una afirmación no es más cierta que la otra.
Lo interesante, decidas seguir las reglas o no, es que las conozcas, que entiendas su base, y luego determines si en tu caso te será útil aplicarlas o no. Es decir, que si decides seguir o no seguir la regla de los tercios en un toma que sea porque es lo que buscas, porque tienes una justificación para haberlo hecho de ese modo, y que tu composición no se deba al fruto de la casualidad o de lo que marcan o no las pautas de la teoría fotográfica.
TÚ eres el autor de tu fotografía, y TÚ decides cómo tiene que ser ésta.
1. Aleja a Tu Protagonista del Centro
Empezamos con las primeras fotografías. Seguro que al verlas has reconocido que siguen la que probablemente sea la más famosa de las reglas en fotografía: la regla de los tercios. Ésta consiste en dividir el encuadre en 9 rectángulos iguales, trazando 2 líneas horizontales y 2 verticales, y situando los elementos importantes de la toma, en los puntos en los que dichas líneas se cruzan, que serían los puntos fuertes de la imagen.
En la toma de arriba por ejemplo vemos que la mujer está situada a lo largo del primer tercio del encuadre, y que observa hacia la derecha de la toma, siguiendo también la regla de la mirada, que nos dice que dejemos espacio en el lado hacia el que el sujeto mira para no causar sensación de agobio o inquietud. Esta imagen nos transmite por ello cierta tranquilidad.
En esta segunda toma el punto fuerte es el Monte Saint-Michel, situado en el primero de los puntos fuertes del encuadre. ¿Hubiera tenido la fotografía la misma fuerza si se hubiera colocado su punto fuerte en el centro? Seguramente no, y me explico.
Fíjate en cómo las líneas de la fotografía (la carretera, el puente, la barandilla de éste...), todas nos conducen hasta ese punto concreto. La pasarela compositivamente nace desde las equinas inferiores de la imagen, algo que no se ha hecho por casualidad. Si la toma hubiera estado centrada posiblemente esto no se podría haber hecho con la misma fuerza visual.
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2. Busca el Equilibrio Visual
Hablábamos al principio de cómo la regla de los tercios nos ayuda a mejorar nuestras composiciones en numerosos casos, pero es cierto que a veces dejar a nuestro sujeto o elemento protagonista en uno de los lados del marco de la toma puede generar una sensación de falta de equilibrio en la escena, ya que observamos demasiado espacio vacío en la composición.
Para solucionarlo, lo mejor es incluir en la escena lo que sería un segundo punto de interés, que puede ser de menor tamaño e importancia que el primero, y que al situarlo en el otro lado del marco nos ayudará a equilibrar la composición. Fíjate en la siguiente imagen.
Tenemos el árbol con doble rama que sería nuestro elemento protagonista. Si solo estuviera éste quizá la toma hubiera quedado un poco vacía, es por ello que se ha buscado una composición en la que se ha incluido un segundo árbol que al estar más lejos de la posición desde la que se está disparando parece más pequeño, y completa la escena sin arrebatarle el protagonismo al árbol principal.
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3. Apóyate en las Líneas
Observa las dos fotografías que te muestro a continuación. ¿Qué destacarías de ellas?
Efectivamente, en ambas imágenes destaca sobre todo la línea que trazan las carreteras, así como también la que traza el perfil de las montañas. A veces contemplamos una fotografía y no sabemos exactamente cómo debemos leerla, sin embargo, si incluimos líneas en ella éstas tienen el poder de ayudar a dirigir nuestra mirada a lo largo de la imagen hasta conducirnos a un punto concreto, ya sea un motorista que sale de entre las montañas, o un punto del camino que se pierde en el horizonte.
Las líneas que convergen en un punto le dan perspectiva y profundidad a la imagen, mientras que las líneas curvas conducirán nuestra mirada alrededor del marco de la captura hasta llegar a un punto final.
Por otro lado, la dirección de las líneas también tiene su significado, de modo que las líneas horizontales dan una sensación más estática y de tranquilidad, como un horizonte en el mar o incluso el horizonte montañoso que vemos en las fotografías de arriba, mientras que las líneas verticales suelen sugerir permanencia y estabilidad, como ocurre en el caso de la carretera de la segunda imagen. Por último nos quedarían las líneas diagonales, que son las que introducen en la toma una sensación más dramática y de incertidumbre.
Además, podemos encontrar las líneas de formas más evidentes o no en una fotografía. Así pues, puede que haya una línea muy marcada como lo es una carretera, pero si un sujeto está mirando algo en concreto, también hay una línea entre él y el objeto que contempla, aunque no esté implícitamente marcado en la toma.
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4. Busca la Simetría
La regla de los tercios parece que siempre nos persigue, incluso a algunos les atormenta. Y aunque esta regla puede funcionar muy bien en fotografía, recuerda lo que hemos comentado en la introducción de este artículo: ni hay que seguir siempre las reglas, ni en todas las fotografías funcionarán las mismas.
Por ejemplo, hay composiciones en las que tenemos elementos que son totalmente simétricos. En estos casos una composición centrada puede quedar perfecta en nuestra toma, como es el caso de la siguiente imagen.
Tanto la arquitectura como muchas carreteras son motivos que suelen quedar bien en composiciones simétricas, como también los son los reflejos.
Las escenas con reflexiones nos brindan simetrías perfectas que crean formas de lo más curiosas al unirse el elemento real y su reflexión, así que no dejes de estar atento y busca superficies metálicas, lagos o charcos o en los que puedas encontrar el reflejo que tu composición necesita.
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5. Patrones
Contempla esta fotografía. ¿No te sientes atraído por ella? Esto se debe a que está caracterizada por patrones, algo que le da a nuestras fotografías un atractivo especial.
Los patrones, ya sean naturales o artificiales, están a nuestro alrededor, y éstos se producen cuando se repiten elementos como líneas, formas y colores, como en el caso de la imagen de arriba lo hacen los tonos y las formas de los limones.
Los patrones nos ayudan a crear sentido de ritmo y además sugieren armonía en nuestras composiciones, lo cual, sin duda, atrae nuestra mirada.
6. Cambia Tu Punto de Vista
Si contemplamos las siguientes imágenes hay algo que nos atrae en ambos casos. Y no es el elemento principal, sino el punto de vista desde el que se ha capturado la fotografía. Estamos habituados a ver el mundo desde la altura de nuestros ojos, lo cual provoca que si nuestras tomas están hechas desde la misma posición no nos aporten cierta originalidad y frescura en la imagen.
Con un simple cambio de ángulo a la hora de disparar la toma podemos evitar esto. Por ejemplo, la toma de la chica está realizada colocando la cámara totalmente perpendicular al suelo, que es donde se encuentra ella, y la perspectiva es diferente a la que acostumbramos a ver.
En este segundo ejemplo ocurre lo mismo. La angulación de la cámara se ha variado, y se está disparando la toma mirando hacia arriba (lo que se conoce como plano nadir), de ese modo se ha logrado una visión distinta del bosque, el la que los troncos de los árboles conforman líneas que convergen en el centro del encuadre.
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7. Cuida el Fondo de Tus Tomas
Contemplando las dos tomas de este apartado no hay duda de que nuestros protagonistas destacan, pero también nos damos cuenta de que el fondo de ambas tomas está cuidado y se ha trabajado para que puedan destacar los sujetos.
Por ejemplo, en esta primera toma se podría haber trabajado con una apertura de diafragma más cerrada y que se vieran la mayoría de elementos que aparecen en el fondo. ¿Cuál hubiera sido el problema? Pues que el sujeto hubiera pasado desapercibido, porque tendría casi la misma importancia que los elementos del fondo al estar casi todos nítidos. El autor de la toma por tanto ha cuidado el fondo decidiendo no destacarlo.
En el segundo ejemplo ocurre un poco lo mismo. La modelo es lo que destaca de la toma, y se encuentra sobre un fondo de tonos claros y cálidos que quedan perfectos en la imagen. Si te fijas se ha buscado simplificar la imagen, y el resultado es potente.
Con estos dos ejemplos no quiero decir que tus fondos tienen que estar siempre desenfocados, por supuesto que no. Pueden distinguirse perfectamente si es lo que buscas, pero intenta que en ellos no haya elementos que distraigan la atención de lo realmente importante, o que ensucien el encuadre.
Para cambiar tus fondos recuerda que puedes optar por cambiar la posición de tu sujeto o la tuya, puedes usar focales largas o aperturas grandes para desenfocarlos, cambiar de ángulo o incluso hacer que el elemento protagonista rellene el marco.
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8. Dale Profundidad a Tu Imagen
La fotografía es un medio bidimensional, pero ¿quién dice que no podemos transmitir cierta sensación de profundidad en nuestras fotografía? Comprueba la siguiente toma.
¿No te de la sensación de que la roca con las hojas está muchísimo más próxima a nosotros que la cascada? Esto sucede porque se ha incluido un punto de interés en primer plano, y de esta forma logramos agregar profundidad a la imagen.
En esta segunda toma logramos lo mismo. Al incluir la huella en primer término y el sujeto estar mucho más lejano a la posición desde la que se ha hecho la captura, parece que somos conscientes del espacio que hay entre ellos.
Para conseguir este efecto sí que es recomendable que disparemos la toma con una lente gran angular, ya que tendremos un ángulo de cobertura de la escena mayor, y la comprensión de la perspectiva es mucho menor que en el caso de un teleobjetivo, con el cual lo que conseguiríamos precisamente es acercar la huella al sujeto.
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9. Localiza Marcos Naturales
A veces funciona muy bien que la composición no solo esté delimitada por los bordes del encuadre, sino también por los bordes del marco natural que tengamos a nuestra disposición. Es por ejemplo el caso de esta imagen.
Al hacer la toma desde lo que parece ser una cueva, lo que conseguimos es añadirle profundidad a la toma, ya que la escena del pueblo se queda al fondo de la imagen. Los marcos naturales, que es como se conoce a esta forma de composición, puedes encontrarlos en la naturaleza, véase la forma de una cueva o un árbol, o pueden ser también elementos hechos por el hombre, como el marco de una ventana, una puerta o un arco. Incluso en un retrato puedes simular un marco natural con los brazos de la modelo.
Para poder encontrar marcos naturales deberás estar atento a tu entorno, ya que hay muchísimos, pero no todos son fáciles de ver.
10. Destaca a Tu Protagonista
Ver una fotografía y saber exactamente a dónde tienes que mirar significa que tu centro de interés está perfectamente identificado. Eso es lo que ocurre con la siguiente captura, el sujeto es el auténtico protagonista de la escena.
Tener un centro de interés identificado significa que tenemos una razón y motivo claro por el cual hemos disparado la toma. Significa que tenemos una historia que contar, y que el espectador va a tener claro a qué zona de la imagen debe dirigir su mirada.
Pero, ¿cómo conseguimos destacar a nuestro protagonista? Puede que sea el único sujeto de la imagen, el más luminoso, el más nítido, el más grande, el más colorido o simplemente aquel que sea diferente. En el caso de la imagen de ejemplo está claro: porque es nuestro único sujeto y por el contraste de color. El rojo de la chaqueta del sujeto destaca sobre un paisaje cubierto de nieve.
Fíjate que aquí no se ha seguido la regla de los tercios sino que se ha centrado el punto de interés en el encuadre. Al hacerlo de este modo encontramos cierto equilibrio en la composición, entre la montaña que parece el destino del protagonista, y éste. Como te decía, no siempre te funcionarán las mismas reglas en una toma.
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11. Rellena el Encuadre
Hay ocasiones en las que dejar muy poco espacio o ninguno alrededor de nuestro sujeto principal puede hacer más efectiva nuestra composición, tal y como ocurre con el siguiente ejemplo.
En esta toma la cara del niño aparece en lo que se conoce como un primerísimo primer plano, y esto nos ayuda a identificar que claramente él es protagonista de la toma. Además, cuando rellenamos el encuadre con un elemento o con el rostro de nuestro sujeto tenemos la oportunidad de apreciar más detalles, y destacar algunas zonas como la mirada en este caso, o la forma divertida en la que tiene colocada su lengua. Si se hubiera hecho la misma captura en un plano americano no hubiéramos llegado a apreciarlo.
Rellenar el marco además nos ayuda a evitar a que aparezcan distracciones en el fondo de la toma, pero ten en cuenta que también perderemos el contexto. En este caso por ejemplo llegamos a distinguir una mano, pero no sabemos si se corresponde a una mujer o un hombre. Esto implica que según cómo sea la toma y el grado de contexto que necesite, este recurso compositivo funcionará o no.
12. Aprovecha la Iluminación como Recurso Compositivo
Gracias al juego entre luces y sombras tenemos el poder de dirigir la mirada del espectador hacia la parte de la fotografía que más nos interesa. Observa el siguiente ejemplo.
Las zanahorias están iluminadas por el único rayo de luz que se cuela en la imagen. Eso las hace brillar mucho más. Hace que su tono naranja sea mucho más vibrante, y que al estar sobre una mesa a la que apenas le incide la luz y está toda en sombra, todavía destaquen mucho más.
Entiende la iluminación como un recurso compositivo más. No solo sirve para que podamos ver aquello que tenemos delante de nosotros, sino que podemos trabajar con ella estratégicamente para decidir qué se ve y qué no en nuestra composición.
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13. El Poder de las Texturas
Contemplar la textura en una fotografía nos ayuda a imaginar qué sentiríamos al acariciar una superficie. Y aunque no lo creas, esto tiene un gran poder. Observa la siguiente toma. ¿Al verla no sientes en tus dedos cómo sería acariciar con tu mano el agua? ¿No te aporta tranquilidad?
Si logras transmitir esa sensación de contacto, es porque estás convirtiendo la textura en algo visual. Y para ello existen otros recursos compositivos que te ayudarán a lograr que tu fotografía transmita lo que quieres, como la combinación entre luces y sombras, rellenar el encuadre con la textura para convertirla en la protagonista, o incluso dispar la toma desde una perspectiva diferente.
Esta segunda imagen por ejemplo es mucho más áspera, y nos transmite una sensación extraña de incomodidad. Las líneas de los surcos en la tierra ha convertido en patrones los diferentes trocitos, lo cual compositivamente le da una carga expresiva mayor a la imagen.
14. El Atractivo de los Impares
Se dice que los grupos de tres elementos atraen nuestra mirada en fotografía, y que un número impar de elementos o sujetos resulta más atractivo visualmente que un par. Esta teoría se argumenta en que cuando tenemos dos elementos, en muchas ocasiones resulta complicado establecer cuál de ellos cobra un mayor protagonismo que el otro. Aunque como ocurre con todo, según la toma que tengamos pensada esto podrá cumplirse o no.
Si nos fijamos en la fotografía de ejemplo, observamos que si hubieran sido solo dos globos los que aparecieran en ella, tendríamos 2 puntos fuertes en la imagen que cobrarían la misma importancia en la toma. En este caso, al ser un grupo de tres, y por los tonos y la disposición que tienen, es el globo del medio el que destaca un poco más.
Además, esta toma se caracteriza también por el contraste de color entre los elementos protagonistas y el fondo, por la simplicidad y minimalismo de la composición, y por lo que vamos a ver en el punto siguiente: el espacio negativo.
15. Ten en Cuenta el Espacio Negativo
Hace un momento te decía que rellenar el encuadre funciona muy bien en algunas tomas, y con la siguiente fotografía voy a decirte algo que se contradecirá. Ya te lo anunciaba al principio, no hay reglas fijas en fotografía, y hay que saber adaptarse en cada situación. Contempla la siguiente imagen. ¿No te resulta atractiva a pesar de que la abeja no rellene el encuadre?
Además de estar colocada en uno de los puntos de interés marcados por la regla de los tercios, esta foto juega con otro aspecto compositivo esencial: el espacio negativo. El espacio negativo es aquel espacio vacío que tenemos en la composición, que rodea al sujeto principal de la imagen, y en el que no tenemos elementos importantes o puntos fuertes. En esta imagen sería toda la parte de la flor naranja que vemos desenfocada y que no nos aporta información.
Pero... ¿significa eso que esté mal empleado ese espacio? Para nada, si analizas bien la foto ese espacio vacío deja respirar a nuestra composición, y nuestros ojos saben perfectamente donde se encuentra el elemento principal de la toma. En este caso además también nos ayuda a simplificar la imagen.
16. Busca la Simplicidad y el Minimalismo
Tendemos a pensar que cuantos más elementos incluyamos en la escena mejor, pero anda más cierto de la realidad. Observa la siguiente fotografía. ¿Qué ves? ¿Hacia dónde se dirige tu mirada?
Nuestra mirada se va directamente al surfista, no hay ninguna duda. ¿Por qué? Porque la imagen es sencilla, se ha buscado la simplicidad y el minimalismo para potenciar la importancia que tiene el sujeto. Además, el contraste entre blanco y negro todavía enfatiza más el centro de atención en este ejemplo.
Cuando incluimos demasiados elementos en el encuadre de nuestra toma podemos generar una sensación de desorden, en la que el elemento que pretendemos que sea protagonista no destacará. Si los elementos que lo rodean no tienen un significado o justificación para aparecer en la toma, no los incluyas, porque lo único que harán será distraer al espectador. Menos es más, así que busca la simplicidad y ganarás fuerza en tu imagen.
17. Aísla el Tema Principal
Emplear profundidades de campo escasas nos ayuda a aislar a nuestro sujeto del fondo y a destacarlo en la imagen, compruébalo con el siguiente ejemplo.
No hay duda de que la mariposa sobre la flor es el elemento protagonista de la toma, y el hecho de que solamente sean estos dos elementos los que salen a foco los hace destacar aun mucho más. Imagínate la misma toma con una profundidad de campo grande. Se verían todas las plantas que hay detrás, incluso igual una zona poco atractiva compositivamente, que lo único que harían sería distraer la atención de lo que verdaderamente importa.
Esta técnica funciona muy bien en temáticas como la de retrato o en macrofotografía.
18. Combina los Colores
Otro aspecto que juega un papel importante en nuestras tomas y que puede otorgarles mucha fuerza si lo utilizamos bien es el contraste de color. Fíjate en la primera imagen de ejemplo, como los tonos morados y amarillos y naranjas contrastan entre sí y resultan agradables a la vista. Esto ocurre porque se trata de colores complementarios, además de contrastar por tratarse de tonos fríos y cálidos.
El contraste de color llama nuestra atención en una fotografía, y podemos lograrlo a través de varias formas: combinando colores complementarios, combinando colores cálidos con colores fríos o cuando sobre un fondo neutro colocamos un elemento con color vibrante.
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19. Deja Espacio en tu Composición Siguiendo las Miradas
Cuando realizamos un retrato normalmente la fuerza expresiva recae sobre los ojos de nuestro sujeto. ¿Pero hacia dónde debería mirar éste en el caso de que no sea una toma posada mirando directamente a cámara? ¿Izquierda? ¿Derecha?
No se trata tanto de la dirección o hacia qué lado mira, sino de dejar espacio suficiente justo delante de la mirada del sujeto. Observa la toma de arriba, el lobo está mirando a su derecha (nuestra izquierda), y observamos que el autor de la toma ha decidido dejar más espacio en la composición en el lado hacía el que el animal está observando. A esto se le conoce como la regla de la mirada, y básicamente consiste en dejar espacio para que el sujeto mire.
Ese espacio puede tener elementos (por ejemplo un segundo sujeto u objeto al que va dirigida la mirada de nuestro protagonista), o puede ser simplemente un espacio vacío, lo cual nos hará pensar e imaginar en qué podría ser lo que estará observando. ¿A quién o qué está mirando la chica del retrato? ¿Quizás un monumento? ¿A alguien que ha ido a buscarla?
20. Rompe con la Regla de la Mirada
Ya sé que acabo de explicarte que seguir la regla de la mirada te ayudará a dotar de interés la acción de mirar que hace el protagonista, pero hay ocasiones en las que romper con esta regla te brindará fotografías con mucha fuerza. Observa el siguiente ejemplo.
La protagonista de la foto está mirando justo hacia el lado de la composición que tiene menos espacio. Al recortar el movimiento de la mirada se origina una sensación incómoda, lo estamos como aprisionando, y además parece que el sujeto está dando la espalda a algo, dando la impresión de que hay cierto rechazo. Según cuál sea el propósito de tu fotografía, romper con la regla de la mirada puede ser una buena opción.
21. Experimenta con la Perspectiva Forzada y/o la Yuxtaposición
Si observamos el siguiente ejemplo observamos como hay dos elementos que no tienen ninguna relación entre sí, pero que sin embargo, están unidos en la toma. Me refiero a la figura de la Torre Eiffel y la cúpula del edificio que aparece detrás.
A este potente recurso compositivo se le denomina yuxtaposición, y se refiere a la inclusión de dos o más elementos en una escena que contrastan entre sí, o que se complementan, como ocurre en este caso con el extremo de ambos elementos.
Este recurso puede ayudarnos a que nuestras fotografías transmitan una idea o mensaje, y los resultados son realmente curiosos. Podemos utilizar la yuxtaposición de mil formas, desde contrastar o complementar elementos de grandes a pequeños, pasado versus presente, viejo y moderno, etc.
En el caso de esta toma se trata también de un ejercicio que juega con la perspectiva forzada. Se ha colocado un elemento ajeno a la escena para complementarla y crear una ilusión óptica.
22. Crea Tensión Mediante los Triángulos
El triángulo es una figura geométrica que tiene la capacidad de generar tensión dinámica en una imagen. Así como las líneas horizontes y verticales suelen sugerirnos sensación de estabilidad, cuando hablamos de líneas diagonales se crea cierta tensión visual. Observa la siguiente captura.
En la imagen se aprecia cierta tensión. En este ejemplo se identifican claramente los triángulos que aparecen en la composición, que además son varios, y todos ellos logran generar cierta sensación de inestabilidad. Observa el centro de interés (el barco). Sabemos que está navegando tranquilamente sobre el mar, pero al haberlo enmarcado en el triángulo invertido que se forma en la ventana, es como si se fuera a caer en cualquier momento, y eso genera tensión inevitablemente.
En este segundo ejemplo, aunque es cierto que el centro de interés es un triángulo muy marcado, el resto de triángulos que aparecen en la imagen no son tan explícitos y claros de identificar. Hay que pararse a analizar la imagen y seguir las líneas que nos apuntan al centro geométrico de la composición, que es donde se encuentra el punto de interés de la toma.
23. Encuentra la Proporción Aurea
Al contemplar esta imagen, ¿no te viene a la cabeza una de las espirales más conocidas en composición?
Me refiero a la famosa proporción áurea, de la cual se derivan reglas más simplificadas como es el caso de la regla de los tercios. Mediante este regla conseguimos situar a nuestro centro de interés dentro de un encuadre geométricamente correcto. Al observar la imagen nuestro ojo irá directamente al punto de interés, y a continuación irá leyendo el resto de la fotografía.
En el caso de la toma de arriba la espiral se ve de forma muy clara, pero no en todas las situaciones aparecerá de forma tan evidente.
También puedes buscar la posición perfecta para seguir esta regla sin que aparezcan elementos dentro de la propia captura que la dibujen, como ocurría en el caso anterior. En este ejemplo de la fotografía de la rana también se ha seguido la proporción áurea, aunque a simple vista cueste más identificarla.
24. Juega con el Punto de Fuga
Contempla la siguiente fotografía. ¿No te da la sensación de que hay profundidad en ella? En esta toma lo que destaca sobre todo es cómo el autor ha trabajado con el punto de fuga para conseguir trasladar esa sensación.
Cuando hablamos de punto de fuga nos referimos al punto en el que las líneas paralelas de una imagen parecen converger y extenderse hasta el infinito. En este caso las líneas dibujadas por el puente de la pasarela nos conducen al final de ella, dejándonos ver el final del horizonte.
Este afecto además se acentúa si utilizamos un objetivo gran angular y jugamos con la perspectiva desde la que disparamos la toma. Y si te fijas con el punto de fuga no solo conseguimos crear profundidad en la imagen, sino que también estamos dirigiendo la mirada de quien observa la fotografía.
25. Sitúa Tus Horizontes en la Zona Adecuada
Y para terminar, vamos con las dos últimas fotografías. ¿Qué destacarías de ellas? Efectivamente, en ambas está muy marcada la línea del horizonte, aunque si nos fijamos bien en cada una de las tomas ésta aparece en una posición distinta, que en ningún caso es el centro del encuadre.
A este recurso compositivo se le llama la regla del horizonte, y básicamente es una variante de la regla de los tercios. Haz memoria e imagínate las guías de esta regla. El horizonte de la primera imagen estaría situado sobre la primera línea horizontal de la guía, mientras que en la segunda toma estaría situado sobre la segunda línea horizontal. ¿Por qué no en el centro?
Bueno, si tuviéramos una imagen con una atractiva simetría por ejemplo, situar el horizonte en el centro podría funcionar perfectamente. Pero analicemos los casos expuestos.
En la primera toma tenemos un cielo bastante sencillo, mientras que la parte de abajo de la imagen tienen una gran fuerza visual gracias a las líneas y patrones y aparecen en ella. ¿Qué sentido tendría restarle importancia a esta zona cuando el cielo tampoco nos aporta un gran valor? Es por ello que el autor ha decidido situar el horizonte en la parte superior de la imagen.
En el segundo caso, tenemos un mar subexpuesto en el tercio inferior, sobre el que descansa el sol durante un amanecer o atardecer, y un grupo de aves sobre el tercio superior. Componer con el horizonte en el centro nos habría hecho prescindir de las aves, que son un gran punto de interés de la imagen, y veríamos más trozo de mar, que tampoco es que nos fuera a dar mucha información relevante. Por ese motivo, el autor de la captura decidió colocar el horizonte sobre el tercio inferior, porque de ese modo ofrecía el contexto necesario para ser que es una puesta de sol sobre el mar, y al mismo tiempo tiene dos puntos de interés fuertes en la imagen, el sol y el grupo de aves.
Aprendiendo Composición con Ejemplos
La unión hace la fuerza. Es importante que entiendas que estas reglas no son independientes, sino que puedes utilizar varias de ellas simultáneamente en una misma composición. No todas funcionan igual de bien para cualquiera de tus tomas, y en muchos casos tu imagen resultará más atractiva si te atreves a romperlas.
Como te decía en la introducción, más que reglas son recomendaciones, y lo importante es que sigas o no esas recomendaciones si sirven para lograr el propósito que quieres conseguir en tu fotografía.
La fotografía es un arte subjetivo y comprobarás que muchas veces se contradice, y eso nos apunta a que no tienes que componer tu imagen pensando en qué reglas seguir o en qué técnica fotográfica utilizar, sino en el mensaje que quieres transmitir con tu captura.