Cuando alguien empieza en el mundo de la fotografía es habitual que tenga muchas ganas de aprender, sobre todo si ve que los resultados van mejorando. Precisamente al principio es cuando hay más margen de mejora en un tiempo relativamente corto, todo depende de cuánto tiempo se le dedique a practicar.
Lo que siempre recomiendo a mis alumnos es que lleven consigo a todas partes el manual de su cámara, pero no sólo eso, que se lo lean muy bien para saber de lo que es capaz su cámara. Sólo sabiendo esto y practicando se coge la suficiente soltura como para poder tomar fotografías sin tener que pensar en qué botón tocar.
Por supuesto, es necesario conocer y poner en práctica algunos conceptos básicos teóricos. Con una serie de ejercicios se consigue asimilar dichos conceptos y sobre todo adquirir soltura a la hora de manejar la cámara.
Derecheo del histograma
Uno de los principales ejercicios que es necesario dominar lo antes posible es el de la medición. Independientemente del modo de medición que cada uno utilice, es preciso dominarlo para poder resolver cualquier situación lo más rápido posible.
Si disparamos en RAW trataremos de conseguir la máxima información posible en nuestro archivo. Para ello tenemos que aplicar la técnica del derecheo del histograma. Esta técnica consiste en sobreexponer la exposición al máximo sin llegar a perder información en las altas luces.
Por ejemplo, si realizamos una medición (en modo puntual) sobre el tono más claro de nuestro encuadre y situamos el exposímetro en el 0, la foto saldrá oscura (subexpuesta). De manera que tendremos que aumentar la exposición (aumentando el tiempo de exposición, abriendo el diafragma, aumentando el ISO). Podéis hacer la prueba con un objeto blanco. Al medir sobre él y situar el exposímetro en el cero os aparecerá de color gris. Si sobreexponéis saldrá blanco.
¿Cuánto debemos sobreexponer? Pues depende del sensor de cada cámara. El ejercicio que voy a proponer sirve para saber cuál es el límite de sobreexposición sin perder detalle en las altas luces. Para ello, vamos a tomar diferentes fotos aumentando la exposición en cada una de ellas hasta que aparezca una zona que tenga demasiada luz (se ha quemado). La comprobación se realiza mirando el histograma.
Lo primero de todo es asegurarse de que tenemos activada la opción de Aviso de Altas Luces. Este aviso sirve para avisarnos de cuando una zona de la foto está tan sobreexpuesta (muy blanca) que hemos perdido la información. Se muestra mediante un parpadeo en dicha zona.
Otro dato a tener en cuenta es que el histograma que nos muestra la cámara no corresponde al RAW sino a un JPEG con los ajustes locales que tenga la cámara en esos momentos. Por ejemplo, si yo tengo configurado un estilo de imagen con mucho contraste o saturación, el histograma no tendrá nada que ver al que tenga el RAW. Por esta razón, para hacer esta prueba recomiendo poner el estilo de imagen lo más neutro posible (todos los valores a 0) para que no afecten al histograma.
Para realizar el ejercicio cogeremos una superficie de color uniforme y lisa, y si es posible blanca. Realizaremos una medición (da igual donde porque es uniforme) y situaremos el exposímetro en el 0. Tomaremos la foto. A continuación, aumentamos la exposición hasta +1 y tomaremos otra foto. Comprobamos si el aviso de altas luces salta. Si no es así, entonces aumentamos la exposición a +2 y tomamos una nueva foto. En el momento en el que aparezca una zona quemada (aviso de altas luces) entonces nos habremos pasado de nuestro límite.
Si nos hemos pasado entonces reducimos la exposición un tercio y repetimos, así, hasta que el aviso de altas luces no salte.
Si el resultado que nos da es de sobreexponer 1 paso y 2/3, ese será nuestro límite de sobreexposición de forma general. Es posible que en algunas ocasiones tengamos que sobreexponer más o menos. Esto sucede porque la prueba la hemos realizado sobre una superficie homogénea y por lo tanto la medición es muy exacta. En la vida real, es probable que en la zona de medición aparezcan distintos tonos, por lo que habrá que ajustar.
Si por el contrario disparamos en JPEG, entonces no debemos sobreexponer tanto. Simplemente podemos hacer la prueba realizando diferentes fotografías cambiando la exposición desde -1, pasando por 0, hasta +1. Rara vez habrá que sobreexponer más. Comprobamos los resultados y vemos cual de las tres tiene unos colores que se asemejan más a lo que estamos viendo. Hay que tener en cuenta si estamos utilizando el modo de medición puntual, puesto que el resultado de la medición varía si lo hacemos sobre un objeto oscuro o uno blanco.
La Ley de la reciprocidad
La ley de la reciprocidad es algo que trato de explicar siempre a mis alumnos para dotarles de mayor velocidad a la hora de medir y tomar fotos, pero suele resultar confuso al principio.
Partimos de la base de que tenemos que hacer una medición correcta de una escena con unos parámetros cualesquiera. Una vez la tenemos, y mientas nada cambie, ni el encuadre ni la luz, podemos aplicar la ley de la reciprocidad si los parámetros que hemos utilizado no nos dan la fotografía que buscábamos.
Por ejemplo, el caso más claro es el agua en movimiento. Si lo que queremos es congelar el agua necesitaremos una velocidad de obturación rápida. Si realizamos la fotografía con una velocidad lenta y no obtenemos el resultado que queremos, podemos aplicar la ley de reciprocidad sin tener que volver a medir la escena.
Hay que saber que solamente tenemos tres parámetros que nos permiten alterar la luz que llega al sensor de nuestra cámara. Es lo que se llama el triángulo de la exposición y son el diafragma, la velocidad de obturación y el ISO.
¿Y en qué consiste esta ley? pues es tan sencillo como que si alteramos uno o varios parámetros, por ejemplo, para conseguir 1 paso más de luz, tendremos que compensar con uno o los dos parámetros restantes para reducir 1 paso de luz. De esta manera tendríamos la misma luz, pero diferentes parámetros. Puede que no quede claro leyendo esto, pero seguro que a través de un ejemplo sí.
Para hacerlo más sencillo vamos a poner un ejemplo solamente con dos de los tres parámetros. Imaginar que la medición que hemos realizado nos daba un diafragma de f/8 y velocidad de 1/500s. Si la velocidad no era lo suficientemente rápida tendremos que aumentarla, es decir, 1/1000s o 1 /2000s, por ejemplo. Si configuramos 1/1000s significa que hemos reducido un paso de luz, es decir, el obturador está la mitad de tiempo que antes abierto, dejando pasar la mitad de luz. Si tomáramos la foto entonces se vería oscura.
Para que salga bien aplicamos la reciprocidad, por lo que tendríamos que abrir el diafragma un paso, a f/5.6. Ahora tendríamos la misma luz que en la primera foto, pero con valores diferentes.
Voy a poner una tabla de ejemplo, en las cuales, todas son equivalentes y obtendríamos la misma exposición:
- f/2.8 - 1/4000s
- f/4 - 1/2000s
- f/5.6 - 1/1000s
- f/8 - 1/500s
- f/11 - 1/250s
- f/16 - 1/125s
- f/22 - 1/60s
Una vez entendido esto, hay que saber que también podemos utilizar el ISO como tercer parámetro. Imaginar que en el ejemplo anterior teníamos ISO 100. Para conseguir un paso más de luz, en vez de abrir el diafragma a f/5.6, podíamos haber aumentado el ISO a 200.
Otra situación en la que se utiliza mucho la Ley de la Reciprocidad es en la fotografía nocturna. Cuando estamos en un lugar en el que no hay luz, es difícil obtener una medición correcta de la luz, de manera que lo que se suele hacer es aumentar el ISO lo suficiente como para que podamos tomar una fotografía de unos segundos nada más. A partir del resultado corregimos la exposición, y una vez tenemos la medición, disminuimos el ISO hasta donde queramos tantos pasos como aumentamos el tiempo de exposición.
La técnica del barrido
Esta técnica requiere de práctica y los parámetros varían de una situación a otra. La técnica del barrido consiste en disparar a una velocidad lenta, a la vez que realizamos un movimiento siguiendo a nuestro sujeto mientras disparamos.
Con esta técnica obtenemos un efecto en el cual el sujeto que seguimos aparece nítido, y el fondo borroso.
Los parámetros dependerán de la velocidad del sujeto. El parámetro que determina el resultado y que primero tenemos que configurar es la velocidad de obturación. Hay que poner una velocidad lenta, por ejemplo, 1/50.
Un ejercicio sería hacer el barrido con una bicicleta o una moto, incluso un coche. Cuanto más rápido se mueva más difícil. Podemos practicar incluso con una persona.
Hay que configurar el modo de enfoque en AI Servo o Continuo. Configurar el punto de enfoque que nos sitúe al sujeto en la posición de nuestro encuadre que queramos. Por último, establecer el modo de disparo en ráfaga.
Una vez tenemos todo esto, comenzaremos el barrido antes de que el sujeto pase por la posición en la que queremos la foto. Apretamos el botón de enfoque y lo seguimos. Cuando esté próximo a la posición que queremos dispararemos una ráfaga a la vez que seguimos haciendo el barrido. La dificultad estriba en conseguir sincronizar nuestro movimiento con el de nuestro sujeto.
Si nos salen todas borrosas puede ser porque no hemos conseguido dicha sincronización, porque el sujeto va muy rápido o porque la velocidad es muy lenta. Probaremos a ir cambiando la configuración hasta que obtengamos el sujeto nítido. Cuando más rápida sea la velocidad menos borroso se verá el fondo y viceversa.