Cuando decidimos comprar o ampliar nuestro equipo fotográfico hacemos una inversión económica grande. Muchas veces no nos importa: es nuestra afición, nuestra pasión y nos hace falta e ilusión disponer un buen equipo para poder llevarla a cabo.
Cuando compramos algo, al principio lo tratamos con mucho cariño y cuidado: no queremos que se estropee, se ensucie o, simplemente, se lleve algún golpe. Pero con el tiempo nos relajamos y con el paso de los años o con el propio uso aquello que más dinero y esfuerzo nos ha costado conseguir puede terminar estropeándose.
Por eso hoy vamos a ver los cuidados básicos que deberíamos mantener con parte de nuestro equipo fotográfico, para evitar que el tiempo haga estragos en él y, así, poder disfrutar de su compañía el máximo tiempo posible.
Una cámara de fotos tiene dos partes principales: cuerpo y objetivo. Si nuestra cámara no tiene lentes intercambiables, muchos de los consejos que vamos a ver en este artículo para su cuidado no nos harán falta y por lo tanto, nos será mucho más fácil mantenerla en un estado óptimo. Pero cuando objetivo y cuerpo pueden separarse, los cuidados a tener aumentan en número y es que el principal responsable del resultado final de nuestras fotografías es el objetivo, así que es realmente importante tenerlo muy mimado.
Almacenaje y Protección
El cristal es muy delicado y es precisamente el cristal la parte más importante de nuestro equipo fotográfico. Si el cristal de nuestro objetivo está manchado o en mal estado, puede llevarnos a tener fotografías con poca definición o manchas oscuras. Para evitar esto, lo mejor que puedes hacer es guardar los objetivos en un lugar seco, fresco y limpio. De esta manera evitarás que la lente entre en contacto con polvo, suciedad y humedad que puede dañarla.
Ten en cuenta que estos elementos (la suciedad y el agua) pueden llegar a entrar dentro del objetivo siendo imposible limpiarlos. ¡Así que ándate con ojo! Además, siempre deberías guardar los objetivos con ambas tapas (la delantera y la trasera) y, a ser posible, en su bolsa o funda.
A la hora de proteger un objetivo durante su uso tenemos varias opciones:
- El filtro UV. Son cristales transparentes que se enroscan en el objetivo y protegen, así, el cristal propio de la lente. No restan luz, pero pueden disminuir un poco la nitidez de la imagen resultante. Sin embargo, si se dañan serán más fáciles (y baratos) de sustituir que un objetivo. Si quieres saber más sobre los filtros, encontrarás información en este artículo.
- El parasol. Aunque su uso principal sea el de evitar la incidencia directa de la luz en el sensor de la cámara, tienen otra función muy importante: evitar los golpes. Cuando hay un parasol puesto, el cristal del objetivo queda más protegido y, por lo tanto, todos los golpes que pueda recibir serán absorbidos, en parte, por el parasol. Además, tener un parasol colocado delante de nuestro objetivo nos dificultará mucho el acceso al cristal, de manera que nos será más complicado tocarlo accidentalmente. ¿Tienes preguntas sobre los parasoles? Este artículo te las responderá.
- La tapa. Totalmente imprescindible para mantener el cristal de nuestro objetivo en buen estado. Siempre que no estés haciendo fotos, coloca la tapa. Aunque te dé pereza estar colocándola y quitándola. Tener la tapa siempre a mano te salvará de más de un susto. Además, debes tener en cuenta un par de cosas: la primera es que debes colocar con cuidado la tapa, por mucha prisa que tengas. La segunda es que debes asegurarte de que quede bien ajustada. De lo contrario puedes terminar por rallar el cristal, así que vigila mucho.
El Transporte de Objetivos
Hay muchas maneras de transportar un objetivo:
- Bolsas de tela. Son, seguramente, la peor opción de todas. Las bolsas de tela suelen venir de serie cuando compramos un objetivo nuevo y, aunque son muy útiles para guardarlos a resguardo de polvo y suciedad en general, no son acolchadas y, por lo tanto, los objetivos pueden llevarse golpes igualmente.
- Compartimentos en la mochila para las cámaras. Probablemente la opción más utilizada es llevar todo el equipo junto en una mochila o bolsa especialmente diseñada para ello. En estos casos debemos tener muy en cuenta algo: cada compartimento debe ser especial para cada objetivo. La mayoría de estos compartimentos están formados por separadores que se unen a las "paredes" de la mochila con un sistema de velcro. Asegúrate de que tus objetivos quedan bien sujetos. Hay una manera muy sencilla de conseguir esto: colocar el objetivo en el espacio que, en teoría, debería ocupar y, acto seguido, coloca el separador asegurándote que agarra con fuerza el objetivo. Antes de terminar, asegúrate, también, de que la lente no puede entrar en contacto con otros elementos de tu equipo para, así, evitar golpes y ralladuras.
- Portaobjetivos. Otra opción muy válida pues son pequeñas bolsas especialmente diseñadas para transportar objetivos. Existen muchos modelos, de muchas formas y distintos tamaños. Igual que con los compartimentos en las mochilas, a la hora de hacerte con uno de estos, asegúrate de que tu objetivo queda bien sujeto dentro del portaobjetivos.
Además, dado que antes hemos hablado de los filtros, es importante mencionar que en el mercado existen fundas especialmente diseñadas para transportarlos. Si dispones de un número importante de filtros, puede ser una buena idea hacerte con un portafiltros.
Eso sí, antes de sacar a pasear tu equipo fotográfico, párate a pensar qué es lo que realmente necesitas. Plantéate si hace falta que te lleves todos los objetivos o filtros que tengas. Ten en cuenta que como en casa, en ningún sitio, así que no pasees inútilmente tu equipo fotográfico, seguro que te evitas más de un disgusto.
Mantener Limpio el Objetivo
Recuerda el dicho: más vale prevenir que curar. Así que más vale que intentemos no ensuciar nuestros objetivos para, así no tener que limpiarlos. Ten en cuenta que muchos de los objetivos del mercado tienen en sus cristales resinas y materiales antipolvo o antirreflectantes que se reducen cada vez que los limpiamos así que, cuanto menos los toquemos, mejor.
Si embargo, hay veces que es totalmente inevitable tocar sin querer el cristal o que termine ensuciándose por culpa del ambiente en el que estamos trabajando. En estos casos, deberemos limpiar el cristal del objetivo. Pero ándate con mucho ojo: si no eres extremadamente cuidadoso con la limpieza puedes terminar por rallar de manera irreversible el cristal de tu objetivo así que, si no estás seguro de lo que vas a hacer, mejor lleva la cámara a un especialista para que lo limpie él.
¿Cómo limpiar el cristal de un objetivo?
Lo primero que tienes que hacer es adquirir un kit de limpieza. O, en otras palabras, hacerte con un paño de microfibra, un poco de líquido limpiador (no vale cualquier limpiacristales, puedes llegar a dañar muchísimo tu cristal si utilizas según qué líquidos) y un pincel de cerdas simétricas.
Con el pincel limpia los restos de polvo más grandes. Después, echa un poco de líquido sobre la gamuza (no lo hagas directamente sobre el cristal) y limpia haciendo círculos desde el centro del cristal hacia el exterior. Sécalo bien y, si es necesario, repasa las esquinas con el pincel. ¿Tienes dudas todavía? En este artículo te quedarán resueltas.
¿Y tú? ¿Tienes algún Truco para Mantener Limpio y Cuidado tus Objetivos?
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