¿Sabes qué es la temperatura del color? Está muy relacionada con el balance de blancos de nuestra cámara y va a determinar el color de nuestras fotografías. Así que por eso es muy importante conocerla.
¿Quieres entender completamente estos conceptos y saber cómo influyen en tus fotografías? Has llegado al lugar adecuado.
¿Qué es la Temperatura de Color?
Podríamos definir temperatura de color como la dominancia de alguno de los colores del espectro lumínico sobre los demás, de modo que altera el color blanco hacia el rojo o hacia el azul en dicho espectro. ¿Qué quiere decir eso? Pues que la luz, ya sea natural o artificial, tiene una dominante de color que tiende hacia el rojo (pasando por el amarillo y el naranja), o hacia el azul (pasando por el blanco). Esto hará que los tonos de nuestra fotografía se alteren y que el blanco no aparezca como un blanco puro, sino que tenderá a ser rojizo o azulado.
El color de la luz (es decir, la temperatura de color) se mide en Kelvin, donde el color blanco o neutro se sitúa en los 5 500 K, que equivaldría a la luz del mediodía. La luz con temperatura menor de 5 500K se irá haciendo más amarillenta gradualmente, hasta alcanzar tonos anaranjados y finalmente rojizos. Por otra parte, la luz con temperatura mayor de 5 500K se irá haciendo más azulada gradualmente, desde un tono cian hasta un tono azul oscuro.
Así pues, un día nublado podría llegar a los 12 000K, es decir, tendría una luz muy azulada, mientras que un atardecer bajaría hasta los 2 000K, es decir, tendría una luz muy anaranjada. A continuación encontrarás una tabla donde están situados varios ejemplos en su correspondiente temperatura de color.
¿Cómo Influye el Balance de Blancos en la Temperatura de Color?
Así como nuestros ojos son capaces de compensar la temperatura de color que hay, nuestra cámara no será capaz de hacerlo correctamente por sí sola. Por eso será importante decirle a nuestra cámara qué temperatura de color hay en el ambiente en el que estamos, mediante el balance de blancos.
Hoy en día la mayoría de las cámaras digitales tienen un apartado de balance de blancos en su menú. Podremos encontrar 4 maneras diferentes de decirle a nuestra cámara qué temperatura de color tiene la luz en donde estamos haciendo la fotografía.
- Modo automático: El modo automático es el menos preciso de todos, ya que la cámara interpreta mediante su sensor qué tipo de luz hay. Normalmente funciona bien con luces neutras, pero si nos encontramos en un atardecer, o una habitación con luz artificial, es posible que no nos dé un buen resultado.
- Modos semiautomáticos: La mayoría de cámaras tienen unos presets de balance de blancos en los que le podemos indicar a la cámara situaciones específicas, como luz artificial, día soleado, día nublado, atardecer, etc. Estos modos suelen funcionar bastante bien en situaciones estandard, ya que podremos indicarle a la cámara en qué situación nos encontramos. Sin embargo, no nos servirán si nos encontramos en un ambiente diferente, o si queremos conseguir un balance de blancos que no sea neutro.
- Personalizado: Aunque no todas, muchas cámaras te darán la opción de personalizar el balance de blancos haciéndole una fotografía a una superficie blanca o con un gris neutro, para que la cámara determine cuál es el blanco en ese ambiente y adecúe los demás tonos a ese que le hemos indicado. Pese a que existen unas tarjetas llamadas "carta de grises" que te permiten llevar siempre encima blanco, gris y negro neutros, también puedes usar un folio, o incluso una pared blanca que haya en el lugar.
- En Kelvin: Muchas cámaras también te ofrecen la opción de especificar tú mismo en qué número Kelvin queremos tomar la fotografía. Sin embargo, esto tenemos que entenderlo bien porque puede llevarnos a confusiones. Si por ejemplo ponemos 2000K en este menú pensando en la tabla que hemos visto anteriormente, podríamos pensar que la fotografía nos saldrá con una temperatura de color anaranjada. Sin embargo nos saldrá una foto muy azulada. ¿Por qué ocurre esto? No, no es que nuestra cámara funcione al revés. Lo que ocurre es que la cámara no está disparando a esos 2000K que le hemos dicho, sino que lo que le hemos dicho es que en el ambiente en el que estamos disparando la luz tiene una temperatura de color de 2000K. Y nuestra cámara lo que hace es tratar de compensar esos 2000K que "le hemos dicho que hay en el ambiente" con ese tono azulado, para dejar la foto en tonos neutros. Eso es lo que hace este modo: nosotros le indicamos qué Kelvin tenemos en el ambiente para que ella lo compense y deje el blanco de color blanco.
- Si no te ha quedado claro este punto, lo desarrollamos mucho más en nuestro artículo: "Balance de Blancos Manual: Temperatura de Color en Kelvin".
Finalmente, recuerda que un balance de blancos que no sea neutro no siempre será incorrecto. Muchas veces no buscaremos que el blanco sea blanco, sino que querremos darle a nuestra fotografía una temperatura de color más atractiva. Por ejemplo, en un atardecer será más interesante tener una dominante anaranjada o cálida, mientras que en una fotografía nocturna quizás nos interese más tener una dominante azulada o fría.
Por eso es importante conocer también los modos manuales del balance de blancos, y no depender únicamente de los modos automáticos. Así podremos determinar exactamente qué temperatura de color queremos que tenga nuestra fotografía.
Si jugamos con el balance de blancos en Kelvin, podremos indicarle a nuestra cámara la temperatura de color que nosotros queramos para que la fotografía sea más cálida o más azulada, a nuestro gusto. Recuerda, eso sí, que la cámara no disparará a esos Kelvin que nosotros le indiquemos, sino que tratará de compensarlos disparando con una temperatura de color contraria, así que deberás pensar en la escala Kelvin al revés: si quieres obtener fotografías cálidas deberás indicarle un número Kelvin alto (+5000K) y si quieres obtener fotografías con tonalidades frías deberás indicarle un número Kelvin bajo (-5000K).
La Temperatura de Color en la Edición Digital
Pese a que siempre recomiendo intentar sacar tu fotografía lo mejor posible directamente en tu cámara, para tener que procesar lo menos posible, también podemos ajustar la temperatura de color en programas de edición como Photoshop o Lightroom. Podremos editar imágenes tanto en formato RAW como en formatos comprimidos como JPG, PNG o TIFF, pero ten en cuenta que tan solo en el formato RAW vamos a conseguir un resultado perfecto, ya que en los otros formatos, al estar comprimidos, no van a tener tanta información sobre el color de la imagen y los tonos acabarán desvirtuándose si cambias mucho la temperatura de color.
En la mayoría de programas de edición encontraremos un deslizador principal, donde podremos virar nuestra foto a una temperatura más azulada o más amarillenta. Además, debajo de este primer deslizador encontraremos otro secundario que nos permitirá dotar a nuestra fotografía de un matiz verde o magenta. Así, podremos ajustar el color de nuestra fotografía completamente a nuestro gusto, de manera rápida y sencilla.
Además, también encontrarás en muchos programas un selector de equilibrio de blancos, que es una herramienta con la que vamos a poder seleccionar un tono de la fotografía para indicarle al programa que ese tono debería ser neutro. Así, automáticamente el programa ajustará el resto de colores de la fotografía en base a ese tono neutro que nosotros le hemos indicado.
Controla el Color de tus Fotografías
Ahora que ya conoces qué es la temperatura de color y cómo controlarla usando el balance de blancos, tan sólo te queda ponerlo en práctica. Intenta realizar la misma fotografía usando temperaturas de color diferentes para ver el resultado, y comprobar cómo cambian y qué sensaciones tan diferentes nos transmiten, pese a ser la misma imagen.
¿Quieres enseñarnos alguna foto que hayas realizado donde la temperatura de color marque la diferencia? ¿Has hecho alguna prueba con diferentes temperaturas de color? ¡Nos encantaría verlas! Compártelas con nosotros a través de Instagram, etiquetándolas con nuestro hashtag #miradzoom .