Dicen que para tener éxito solo hay que insistir. Si quieres ser un buen fotógrafo tienes que insistir. Si vas a insistir, hazlo con criterio, con conocimiento de causa, con decisión y, sobre todo, con regularidad.
Abandona los estudios
Suena fuerte, lo sé, pero en algún momento hay que dejar de estudiar para ponerse a practicar.
Nunca lo vas a saber todo, ni siquiera vas a ser capaz de leerlo todo. El nivel de producción de contenidos relacionados con la fotografía da para varias vidas completas dedicadas a la lectura.
Cambia el estudio sistemático de todo y la lectura compulsiva de artículos, libros…, por la consulta puntual de temas que te ayuden en la resolución de los problemas que te encuentres al realizar fotos de motivos o situaciones nuevas, de aquello que realmente te interesa. Simplifica y elige las fuentes que de verdad te ayuden, como dzoom.
Por tanto, no se trata tanto de abandonar los estudios como de ponerse a practicar, es decir, de priorizar la práctica como método de aprendizaje.
No pierdas el tiempo
Mi Feedly parece reventar cada día; mi móvil se inflama a medida que se acumulan los artículos sin leer. ¿Twitter? Como sigas a más de 100 y si alguno de ellos es medianamente prolijo en sus publicaciones, olvídate de estar al día. No seré yo el que critique la bondad de las redes sociales, pero sí la dispersión que producen en mi concentración. Te conectas para ver publicaciones sobre fotografía y terminas leyendo cualquier otra cosa que haya llamado tu atención.
En un artículo anterior os mencionaba algunas referencias que utilizo para diferentes tipos de fotografías. No son los únicos en sus respectivos campos, pero son tan buenos como los demás. No puedo leerlos a todos, ni siquiera es posible seguirlos a todos por las redes sociales, por lo que he decidido quedarme con unos pocos, hasta que encuentre otros que me satisfagan más. Seguir muchas referencias es muy costoso, en lo que a tiempo se refiere.
Otra forma de perder el tiempo: leer mucha información sobre productos que no te vas a comprar; no te aporta nada. ¿Qué te aporta saber que tal o cual marca ha lanzado al mercado una cámara que maneja ISO a 125.000 y que cuesta 5.000 €? ¿La vas a comprar? No, pues no pierdas el tiempo.
¿Qué aporta saber que la cámara A es similar en prestaciones a aquella B, cada una de su padre y de su madre, si tienes un montón de equipo para la marca A? ¿Vas a tirarlo, a venderlo o a malvenderlo, para cambiar? No, pues no pierdas el tiempo.
Practica, pero diversifica
Si tienes la oportunidad de hacer algo, hazlo. Si tienes un amigo con un restaurante, pídele permiso para entrar en la cocina y realizar fotos: a los fogones, a los cocineros, a los platos…
Si conoces a alguien que esté a punto de dar a luz, pídele permiso para hacerle fotos a ella y al recién nacido. No pretendas sustituir a un profesional, solo aprovecha el momento; practica.
Si hay una maratón, un rally, un partido de futbol, un concurso hípico… aprovecha para hacer fotos.
Si te vas de viaje, por supuesto. No es el momento de dejar de lado tu gran equipo en favor de uno más portable. Lleva lo mejor que tienes, pero no necesariamente todo lo que tienes.
Si estás en casa aburrido un fin de semana frio y lluvioso, haz fotos de objetos caseros cotidianos, de bodegones de frutas, verduras o de lo que se te ocurra.
Las bodas, bautizos y comuniones, un clásico. Haz fotos pero sin molestar al profesional encargado de documentarlas. Se consciente de tus limitaciones y no te metas en líos que le pueden costar muy caros a quién confíe en ti.
Si siempre haces lo mismo te convertirás en un autómata, eso sí, con un gran dominio de lo que haces siempre.
Cómo gestionar el tiempo
Esto no es un asunto baladí. Muchas empresas invierten cantidades ingentes de dinero en formación de sus empleados y en herramientas, todo para una correcta gestión del tiempo. Y aun así, muchas no lo consiguen.
Encontrar recetas mágicas que sirvan para todo el mundo resulta complicado, ya que cada uno conoce su vida, sus necesidades, el tiempo libre que tiene disponible…
Sin duda, para ser mejor fotógrafo hay que realizar muchas fotos. Pero también leer, ver muchas fotos, ver pintura, asistir a exposiciones, hablar con otros fotógrafos, artistas…
En ocasiones la única forma de dedicar tiempo a algo es alcanzando un compromiso, un acuerdo que nos obligue, aunque se trate de un acuerdo con uno mismo.
Plantearse “salir con la cámara siempre que sea posible” no es un compromiso, es un deseo expresado en modo condicional. Decir que te “llevarás todos los días la cámara al trabajo”, mejora la expresión anterior, ya que evita condicionantes. Es un imperativo. Y, además, acotado temporalmente, lo que, también sin duda, mejora la perspectiva de realizar fotos en algún momento.
Hay otras posibilidades. Habrás oído hablar de los proyectos 365 días, para los muy ambiciosos. O 52 semanas, para los menos ambiciosos. O todo de color rosa, o todo bicicletas…
Yo probé varios y al final me decanté por un blog.
Cómo te puede ayudar un blog
Digamos que en mi caso el blog satisfacía dos necesidades: la de mostrar mis fotografías al mundo y la de escribir. Siempre me han gustado ambas cosas.
En relación con la fotografía, un blog es un compromiso con uno mismo, que poco a poco se traduce en un compromiso con los demás.
Un blog puede ser de fotografía o de cualquier otra cosa, pero incluir tus fotografías; si, además de fotógrafo, eres un experto repostero, aprovecha ambas habilidades para ilustrar a tus seguidores, lo agradecerán. Pensemos en un blog de fotografía.
Lo primero que debes plantearte es la frecuencia de las publicaciones: a mi criterio, no más de una por día, salvo excepciones puntuales. Aunque al principio te recomiendo no más de dos por semana. Es un camino de largo recorrido que es mejor iniciar con calma.
Un blog te obliga a un esfuerzo de selección de imágenes: si vas a compartir imágenes, lo suyo es que sean las mejores; te volverás más crítico contigo mismo.
Hables de lo que hables, tendrás que pensar lo que vas a decir, lo que te hará recordar y reforzar tu conocimiento, importante en el caso de la fotografía –como ya sabemos. Seguro que te entrarán dudas que deberás despejar antes de publicar información errónea, por cierto, lo peor que puedes hacer. Este esfuerzo mental es un gran aliado para mejorar tus fotos, aunque no lo creas.
Coherencia. Si vas a hablar de, por ejemplo, la profundidad de campo sería conveniente que usaras fotos relacionadas con el asunto que pudieses explicar y que documentasen gráficamente el texto.
Me declaro en contra de las galerías interminables de fotos iguales. Facebook, por ejemplo, está lleno de galerías enormes de fotos. Solo ver el número de fotos que hay, ya me tira para atrás, sé que me voy a cansar por el camino y normalmente antes de llegar a la fotografía buena. Selecciona y cuando lo hayas hecho, sigue seleccionando.
Sal de la cueva
Un blog te sitúa en el mundo. Claro que no tienes miles de seguidores de un día para otro, pero tendrás un compromiso que te ayudará a exponer tus fotos, a compartirlas y a favorecer que muchos ajenos a ti opinen sobre ellas. Todo depende de ti, como siempre.
Conclusión
Todavía no he descubierto el motivo por el que los egos en fotografía son tan enormes, cuando a la vista de las fotos, muchos deberíamos bajar las orejas.
La mejor forma de avanzar es practicando y exponiendo tu trabajo al mundo y dejando que lo critiquen. Olvídate de tu entorno cercano y piensa en obtener críticas serias de gente con conocimiento. Aparca el ego y escucha a los que saben más, no a los que parece que saben más, aunque no te gusten sus comentarios, te estarán dando las pautas de tu mejora inmediata. Este es un camino que nunca termina.
Exponernos y escuchar, es el camino a seguir. E insistir, hasta el fin.
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